Futurofobia
Ante el creciente temor al futuro, Francesc Miralles relativiza ese miedo desde el presente

Hoy vamos a hablar de algo que nos afecta a casi todos, aunque no siempre seamos conscientes: el miedo al futuro. Con tanta inestabilidad en el planeta, la sobrepoblación, el cambio climático y, cómo no, la incertidumbre que genera la inteligencia artificial… cada vez hay más gente que siente auténtico pánico por lo que está por venir.
Pero ojo, el miedo al futuro no es algo nuevo. Hace más de cien años, Paul Valéry ya decía que "el problema del siglo es que el futuro ya no es lo que era". Y los punks, décadas después, cantaban aquello de "no hay futuro para ti".
El caso es que, nos guste o no, el futuro llega. La cuestión es: ¿por qué lo tememos tanto? Y puestos a temer… ¿qué es lo peor que podría pasar?
En lugar de oponernos al futuro, podemos observar qué reacciones genera en nosotros. Si lo analizamos con calma, el miedo se vuelve más proporcionado, sin ese pánico anticipatorio que lo agranda todo. Si nos preguntamos "¿qué pasaría en el peor de los casos?", casi siempre descubrimos que no sería tan terrible como imaginamos. Incluso podemos pensar en alternativas, en cómo reaccionaríamos si ese temor se hiciera realidad.
Muchas veces nos preocupamos por cosas que ni siquiera llegan a pasar. Según el psicólogo Robert Lei, el 80% de lo que tememos no ocurre. Y según un estudio de la Universidad de Pensilvania, ese porcentaje sube hasta el 92%. Es decir, somos pésimos agoreros. Así que, si fallamos tanto en nuestras predicciones, ¿para qué perder el tiempo temiendo?
A veces, ese miedo al futuro sirve de excusa para no hacer nada en el presente. Lo explica muy bien el poema Esperando a los bárbaros, de Kavafis. En él, una ciudad entera se paraliza ante la idea de una amenaza exterior: los senadores no legislan, el emperador no gobierna, el pueblo no hace nada. Pero cuando llega la noticia de que los bárbaros nunca vendrán, todos se quedan desorientados: "¿Y ahora qué será de nosotros sin los bárbaros? Esta gente eran de algún modo una solución".
El futuro incierto —los bárbaros, en este caso— se convierte en la excusa perfecta para los perezosos y conformistas. Si no innovamos ni arriesgamos por culpa del miedo, nunca saldremos de donde estamos. Y ahí entra también en juego el "síndrome del futuro bloqueado".
El concepto lo acuñó el psicólogo Xavier Guix. Lo define como "una experiencia subjetiva en la que la persona siente que no tiene porvenir alguno, que no hay alternativas a su vida y cualquier cambio parece inviable". Es una especie de parálisis emocional ante el porvenir. Y para salir de ahí, necesitamos recuperar la sensación de que sí tenemos capacidad de acción, de que podemos influir en lo que viene.
Una cita que resume todo esto perfectamente, sería una que dijo Peter Drucker: "La mejor manera de predecir el futuro es crearlo".




