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Un equipo alicantino consigue que cuatro personas ciegas "reconozcan formas y letras" usando electrodos en el cerebro

Los investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche y el Hospital de Alicante, agradecen a los cuatro participantes "que la ciencia avance gracias a ellos"

"No queremos generar falsas expectativas. Estas cuatro personas, a las que agradecemos profundamente que hayan sido voluntarios en este trabajo, no han vuelto a ver. Y estamos todavía muy lejos de que lo consiga nadie. Pero sí hemos logrado que perciban objetos, formas e, incluso, que vean letras grandes". Es la primera frase que pronuncia, en declaraciones a la SER, el catedrático Eduardo Fernández Jover, líder del equipo de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y del Hospital de Alicante que publica este sensacional hallazgo.

Precaución enorme. Sí. Pero la realidad es que su equipo ha logrado un avance importantísimo en el campo de las prótesis visuales: han implantado en el cerebro de cuatro personas ciegas "una matriz de microelectrodos de apenas unos milímetros" que, mediante estimulación eléctrica, permite a los participantes en este ensayo "reconocer patrones complejos, movimientos, formas e incluso algunas letras grandes".

Así lo contamos en Hora 25, con Aimar Bretos.

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Un equipo alicantino consigue que 4 personas ciegas reconozcan "letras y formas"

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Y así, en Hoy por Hoy, con Angels Barceló.

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Un equipo alicantino consigue que cuatro ciegos reconozcan "formas y letras" a través de un implante

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Es un paso enorme porque hasta ahora, en trabajos previos, se había conseguido simplemente que captaran pequeños destellos de luz. Ahora han conseguido incluso que estas personas ciegas se puedan guiar por si solos por un laberinto de obstáculos o por una calle virtual.

Uno de los voluntarios ciegos al que se ha colocado un implante cerebral que le permite percibir formas y letras. Crédito Universidad Miguel Hernández de Elche

Uno de los voluntarios ciegos al que se ha colocado un implante cerebral que le permite percibir formas y letras. Crédito Universidad Miguel Hernández de Elche

Uno de los voluntarios ciegos al que se ha colocado un implante cerebral que le permite percibir formas y letras. Crédito Universidad Miguel Hernández de Elche

Uno de los voluntarios ciegos al que se ha colocado un implante cerebral que le permite percibir formas y letras. Crédito Universidad Miguel Hernández de Elche

El estudio se publica en la revista Science Advances. Esta es la conversación que hemos mantenido con Eduardo Fernández Jover, líder del equipo, responsable de los estudios con personas ciegas en la Universidad Miguel Hernández de elche y director del Instituto de Ingeniería de la misma.

Te gusta decir que eres médico de formación. ¿por qué?

Es porque casi todos los que trabajan en este campo son ingenieros. Que haya un médico involucrado es un aspecto curioso. En realidad, somos un equipo muy multidisciplinar, como no puede ser de otra manera. Hay ingenieros, físicos, biotecnólogos, especialistas en distintas ramas de la ingeniería, matemáticos y expertos en inteligencia artificial. Todos formamos parte del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández.

Es una Universidad "pequeña" haciendo un trabajo nivel Harvard.

De hecho, empecé como investigador en el laboratorio de prótesis visuales del hospital general de la Facultad de Medicina de Harvard. Y hacer ciencia aquí me llena de orgullo. Somos un grupo, a nivel mundial, que trabaja en estos temas, no demasiado amplio. Cuando ponemos cosas en común y voy a dar charlas en Stanford o en la Johns Hopkins cuando digo dónde trabajo, nadie conoce Alicante. Y me gusta decir que estamos, ahi abajo de Barcelona, a 600 kilómetros más al sur. Ahí estamos haciendo ciencia también.

Y ahí, en Alicante... ¿Qué es lo que habéis conseguido?

Hemos logrado que cuatro personas ciegas reconozcan formas, espacios, e incluso letras grandes. En todos los casos, los pacientes presentan un daño en la comunicación entre el ojo y el cerebro.

Punto del cerebro donde se colocan los electrodos que permiten a un paciente ciego percibir formas y letras. Credito: Universidad Miguel Hernandez de Elche

Punto del cerebro donde se colocan los electrodos que permiten a un paciente ciego percibir formas y letras. Credito: Universidad Miguel Hernandez de Elche

Punto del cerebro donde se colocan los electrodos que permiten a un paciente ciego percibir formas y letras. Credito: Universidad Miguel Hernandez de Elche

Punto del cerebro donde se colocan los electrodos que permiten a un paciente ciego percibir formas y letras. Credito: Universidad Miguel Hernandez de Elche

Recuerdo que no vemos con los ojos, sino con el cerebro. Si existe, por ejemplo, una degeneración grave del ojo o del nervio óptico, la vía óptica que comunica el ojo con el cerebro, lamentablemente, estas personas no pueden ver.

¿Y cómo se puede solucionar eso? ¿Qué es lo que hacen ustedes entonces?

Lo que intentamos hacer es algo parecido a una retina artificial: utilizamos unas gafas con una pequeña cámara integrada para codificar la información del exterior. Codificamos esa información en el tipo de señales que el cerebro y el sistema nervioso, comprende, es decir, señales eléctricas. Y luego la enviamos directamente a la parte del cerebro que procesa la visión, la corteza occipital.

A través de electrodos. A través de electricidad.

Exacto. Si estimulamos un solo electrodo, el paciente podría ver un pequeño punto de luz. Con dos electrodos, simultáneamente, podría percibir una línea horizontal o vertical; con tres, un triángulo; e incluso formar patrones simples, como un triángulo, un cuadrado o letras.

Básicamente, al estimular grupos de electrodos, por ejemplo, los pacientes ven ciertas cosas, formas, y al final aprenden, por ejemplo, que una forma significa una cosa y otra forma significa algo distinto.

¿Es como un proceso de aprendizaje?

Sí. Y luego pueden usar ese aprendizaje para realizar tareas sencillas, orientarse, moverse e incluso leer caracteres grandes, pero implica un aprendizaje que se desarrolla a lo largo del tiempo.

¿Sería correcto decir que, tras ese aprendizaje pueden reconocer formas y letras, incluso si son grandes?

Sí, pueden reconocer las formas que han aprendido, porque en realidad no las ven de la misma manera que nosotros.

El triángulo que yo veo yo no es el que ellos ven.

No. Para hacer una analogía, es algo similar a lo que ocurre con los implantes cocleares. Cuando una persona con problemas de audición recibe un implante coclear, no empieza a oír de inmediato. Tiene que aprender.

¿Es este el camino para que algún día una persona ciega vuelva a ver o todavía estamos muy lejos?

Creo que estamos un poco lejos y decir que "podremos volver a ver" es mucho decir. Probablemente, yo hablaría más bien de una visión funcional, que consiste en recuperar parte del sentido de la vista y usarlo para tareas sencillas, orientación, movilidad, lectura, como dije antes, "caracteres grandes, letras grandes o números".

Uno de los voluntarios ciegos al que se ha colocado un implante cerebral que le permite percibir formas y letras. Crédito Universidad Miguel Hernández de Elche

Uno de los voluntarios ciegos al que se ha colocado un implante cerebral que le permite percibir formas y letras. Crédito Universidad Miguel Hernández de Elche

Uno de los voluntarios ciegos al que se ha colocado un implante cerebral que le permite percibir formas y letras. Crédito Universidad Miguel Hernández de Elche

Uno de los voluntarios ciegos al que se ha colocado un implante cerebral que le permite percibir formas y letras. Crédito Universidad Miguel Hernández de Elche

Así que creo que estamos más cerca, cada vez un poco más, pero aun así, todavía estamos lejos y, por el momento, solo es investigación. Creo que es importante no generar falsas expectativas. Creo que es fundamental que la sociedad sepa que existen grupos de investigación trabajando en estos temas para intentar ayudar a las personas que, lamentablemente, son ciegas y no tienen tratamiento. Seguimos trabajando pero aún no somos capaces de lograrlo. No devolvemos la vista a los ciegos. Ofrecemos una herramienta que puede usarse para tareas sencillas, orientación y movilidad, pero no se trata de recuperar la vista. Porque hay personas ciegas que oyen estas cosas y se aferran a algo y dicen "Bueno, aquí pueden hacerlo". Pero no, creo que se necesita más trabajo. Y probablemente, poco a poco, lo lograremos. Pero no todavía.

¿Cómo se coloca el dispositivo? ¿Dónde se ubica?

Es muy pequeño. Mide 4 por 4 milímetros, es más pequeño que la uña del dedo meñique y tiene 100 microelectrodos. Son como agujas, son muy finos, del tamaño más fino que cualquier aguja, tienen que estar en contacto cercano con las neuronas y eso implica que hay que ir al quirófano, hay que abrir la piel, hacer una trepanación en el cráneo y llegar a donde está el cerebro.

Esto implica una neurocirugía. Usamos un robot quirúrgico que nos ayuda mucho con la implantación, junto con el equipo de Pablo González y los neurocirujanos del Hospital IMEB de Elche y del Hospital General de Alicante.

Y en el centro de todo esto, cuatro voluntarios.

Estamos muy agradecidos a todas las personas que, de forma totalmente desinteresada, colaboran en esta investigación. Su único objetivo es ayudar a otras personas en el futuro. A los seis meses ellos saben que debemos retirarlo por completo porque también estamos estudiando técnicas seguras para poder retirar los electrodos en el futuro, si fuera necesario.

Son personas que, de forma completamente altruista, intentan ayudar a otras personas ciegas en el futuro, lo cual me parece increíble. Vienen todos los días a nuestro laboratorio, a la universidad, a realizar pruebas y experimentos, de lunes a viernes. En muchos casos vienen por la mañana, van a comer y regresan por la tarde porque queremos aprovechar al máximo estos seis meses, sacar el máximo provecho de todo lo posible.

El beneficio no será para ellos, sino para otras personas.

Eso es. Verles me recuerda que hay mucha gente buena, que el ser humano es bueno, al menos en parte.

Las imágenes que me habéis enseñado de las pruebas son increíbles. Les veo andar por un pasillo virtual evitando obstáculos pero también por un pasillo real.

Si. tenemos un entorno de realidad virtual donde colocamos una serie de obstáculos y ellos moverse. Si no los percibe, tropiezan con ellos. En la universidad tenemos un laboratorio de simulación urbana, que nos permite simular calles, avenidas, casas...

¡Un videojuego de obstáculos!

Sí. Tienen que evitar los obstáculos o encontrar el camino. Les decimos "ve a este lugar" o ""busca a esta persona". Y tienen que ser capaces de encontrar, por ejemplo, una silla y no los demás objetos que están en el mismo lugar evitando los demás objetos. Con nuestro implante, lo consiguen.

Javier Ruiz Martínez

Javier Ruiz Martínez

Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...

 

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