Del penalti no pitado al 0-1: el arbitraje español es señalado en el Marsella-Atalanta de la Champions

La noche en el Vélodrome no se recordará por el fútbol fluido, ni por las ocasiones, ni siquiera por el gol que decidió el encuentro. Se recordará por la polémica. Porque el Marsella cayó 0-1 frente a la Atalanta y la sensación en Francia es que el resultado estuvo condicionado por una decisión arbitral que marcó el rumbo del partido.

Todo empezó en la jugada que desembocó en el único tanto del choque en el minuto 89. Antes de que Samardzic ajustara un disparo impecable a la escuadra izquierda, hubo una mano clara de Ederson dentro del área italiana. Una acción que no solo frenó una posible ocasión manifiesta del Marsella, sino que además fue el origen de la contra que terminó en gol. El Vélodrome rugió al instante. Pero Sánchez Martínez, árbitro español de la contienda, dejó seguir.

El VAR dictaminó que no había mano

Los jugadores del Marsella rodearon al colegiado quien, después de dejar continuar la acción y una vez detenido el partido tras la consecución del gol, es cuando esperó la revisión desde el VAR donde se encontraba Guillermo Cuadra Fernández. No únicamente por la posible mano, sino también de un posible fuera de juego.

A partir de ese momento, el partido se convirtió en una olla a presión. Cada decisión arbitral se midió al milímetro. Cada duelo se protestó. El público, combustible eterno del Vélodrome, vivió el encuentro con la sensación de haber sido desposeído de algo que le pertenecía. Del posible 1-0 al 0-1 en cuestión de segundos. Del rugido a la incredulidad.

Atalanta celebró una victoria vital. El Marsella, en cambio, quedó atrapado en la sensación amarga de la injusticia. Una vez más, la noche europea del OM quedó marcada no por lo que hizo, sino por lo que le pasó.