"Puré de relato averiado": Aimar Bretos explica la contradicción de Junts al romper con el PSOE y amenazar con tumbarlo todo

El bloqueo total que ha anunciado hoy Junts a las leyes impulsadas por el Gobierno va a afectar a leyes que cuesta pensar que alguien las vaya a convertir en rehenes del pulso entre partidos. Pero así va a ser. Junts ha anunciado que va a vetar en el Congreso, por ejemplo: la ley que cambia la justicia para dejar las investigaciones en manos de los fiscales, la ley que iba a regular el embargo de armas a Israel, la ley de familias, la ley de universalidad del Sistema Nacional de Salud o la ley de secretos oficiales.

Junts anuncia que lo va a torpedear todo. No votarán a favor de 24 leyes que ya están registradas en el Congreso y pendientes de tramitación. Y por descontado, vetarán también los presupuestos generales, si es que el Gobierno los llega a presentar.

La política es así, cada uno gestiona sus votos como quiere y exprime con ellos al que tiene enfrente todo lo que le dejan. Pero lo de Junts tratando de que cale el mensaje de que el PSOE no les ha dado nada y que ha sido insensible a sus peticiones

Miriam Nogueras asegura que "el PSOE ha perdido una oportunidad histórica, porque ha actuado como si tuviera una mayoría absoluta que no tiene". Hombre, para actuar como si tuviera mayoría absoluta, el PSOE les impulsó y aprobó la ley de amnistía, aceptó un sistema de 19 reuniones en Suiza para que Puigdemont pudiera ir, aceptó un mediador internacional, el famoso Francisco Galindo, aprobó el uso del catalán en el Congreso, traducción simultánea mediante.

Llevó a votación el traspaso de competencias en inmigración a Cataluña que finalmente tumbó Podemos, pero el PSOE a votación lo llevó. Impulsaron comisiones de investigación sobre el caso Pegasus, sobre la llamada Operación Cataluña.

Incluso el PSOE aceptó la infame comisión de investigación que el independentismo más echado al monte quería para dar aire a la teoría de que los servicios de inteligencia no hicieron todo lo que estuvo en sus manos para evitar los atentados de Barcelona y Cambrils.

Y luego está la reivindicación de la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego a nivel comunitario; que es un tema con el que el Gobierno lleva dando la matraca en Europa desde hace dos años, hasta el punto de que Puigdemont ha reconocido esa perseverancia de Albares. Lo que pasa es que la CDU alemana no quiere. Ya lo dijo el canciller Merz aquí, en Madrid, cuando vino: "Oficialidad, ah, sí, sí, muy bien, cuando la inteligencia artificial traduzca gratis, cuando ya no haya que pagar intérpretes".

Por lo tanto, negociaciones, pactos, acuerdos y cesiones los ha habido de todos los colores. Y mientras tanto, Junts ha votado en contra -y por lo tanto ha tumbado- en estos meses cosas tan sensibles como el decreto con las medidas antiapagones o la reducción de la jornada laboral.

¿Qué Junts ahora quiere solemnizar la ruptura total porque Aliança Catalana le está comiendo la tostada? Pues muy legítimo. Cada uno toma sus decisiones estratégicas. Ahora bien, este puré de relato picado que tratan de meter con embudo de que no se les ha dado nada, pues bueno. Relato averiado.