Una exjoya del Real Madrid se convierte en el jugador más alto de la historia del baloncesto americano

Dicen que los gigantes no existen, que pertenecen al terreno de los mitos y los cuentos. Pero entonces aparece Olivier Rioux y desmonta cualquier certeza. Con sus 2,36 metros oficiales, el joven pívot que en su día se probó con el Real Madrid ha debutado con la Universidad de Florida, y lo ha hecho con un título que nadie podrá discutirle: el jugador más alto de la historia de la NCAA.

A sus 19 años, Rioux supera en cinco centímetros a leyendas como Gheorghe Mureșan y Manute Bol, los dos hombres más altos que jamás pisaron una cancha NBA. Y aún saca siete centímetros a nombres ilustres como Yao Ming, Tacko Fall o Shawn Bradley. Su sola presencia provoca una mezcla de asombro y curiosidad allá donde va.

"We want Ollie! (¡Queremos a Ollie!)"

El debut no estuvo programado. Llegó empujado por la insistencia de un público entregado durante el tramo final del duelo ante North Florida (104-64). El O’Connell Center rugía al unísono: "We want Ollie!" ("¡Queremos a Ollie!"). El entrenador, Todd Golden, resistió unos instantes, pero la fuerza de la grada terminó derribando cualquier plan de banquillo. A falta de 2:09 para el final, el gigante cruzó la línea de juego y el pabellón estalló. Ese instante quedó grabado: ahí nacía el jugador más alto en la historia del baloncesto universitario.

"Fue increíble" admitió Golden después, aún con la emoción en la voz. "La afición, los compañeros… todos estaban volcados. Algunos ya me pedían en el descanso que le diera minutos. Yo les decía: 'Ya llegará el momento'. Y llegó. Me alegro muchísimo por él".

No era la primera vez que la altura de Rioux generaba titulares. Con solo 15 años ya medía 2,26, y el Real Madrid le había abierto sus puertas para entrenar con su cantera y jugar el Torneo U13 de Castelldefels con la camiseta blanca. Sin embargo, el destino siguió su propio cauce. En lugar de quedarse en Valdebebas, continuó su recorrido formativo en Brookwood Elite y, más tarde, en la prestigiosa IMG Academy de Florida, uno de los laboratorios deportivos más reconocidos del mundo.