El primer ministro británico defiende la "unidad" de su Gobierno a pesar de los rumores sobre una rebelión interna para destituirlo
La polémica se ha desatado cuando fuentes cercanas a Downing Street alertaron a la prensa británica de un presunto intento de Streeting y de varias decenas de diputados laboristas de desafiar el liderazgo de Starmer

El primer ministro británico, Keir Starmer / ANDY RAIN (EFE)

Londres
El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, ha salido al paso de los rumores que apuntan a una posible rebelión interna, orquestada presuntamente por el ministro de Sanidad, Wes Streeting, para tratar de destituirlo tras la presentación de los presupuestos a finales de noviembre. Los aliados de Starmer han tratado de contrarrestar estos rumores en las últimas horas asegurando que luchará por mantener su puesto no solo después de la presentación de las cuentas públicas, sino también después de las elecciones locales y regionales del próximo mayo, consideradas como su gran prueba de fuego.
La polémica se ha desatado a última hora de este martes, cuando fuentes cercanas a Downing Street alertaron a la prensa británica de un presunto intento de Streeting y de varias decenas de diputados laboristas de desafiar el liderazgo de Starmer, muy cuestionado, por una parte, de su bancada debido a las previsibles subidas de impuestos en el próximo presupuesto y al auge en las encuestas del partido de derecha populista Reform UK, el cual se sitúa como primera fuerza en intención de voto, muy por delante de los laboristas.
Streeting ha salido al paso de las acusaciones este miércoles y ha negado estar orquestando un “golpe” contra el líder de su formación. “Apoyo al primer ministro. Lo he hecho desde que fue elegido líder del Partido Laborista. No voté por él en las primarias del partido, pero lo apoyé desde el momento en que fue elegido y lo he apoyado en todo momento, incluso cuando hizo cosas que nadie creía posibles”, ha asegurado en una entrevista a Sky News.
El ministro ha cargado duramente contra los aliados de Starmer, a los que ha acusado de promover “una cultura tóxica” en Downing Street y de intentar debilitarlo políticamente. “Creo que intentar socavar a uno de los miembros de tu propio equipo cuando está ahí fuera, no solo defendiendo los intereses del Gobierno, sino también llevando a cabo el cambio que prometimos, es un comportamiento contraproducente y autodestructivo”, ha recalcado.
La polémica ha llegado hasta la sesión de control de este miércoles en la Cámara de los Comunes, donde la líder de la oposición, Kemi Badenoch, ha acusado al primer ministro de ser incapaz de mantener unido a su equipo. En un intento de esquivar los ataques y de enterrar la polémica, Starmer ha defendido la gestión de Streeting y ha asegurado que los ataques contra el ministro —alentados por su propio entorno— son inaceptables. “Por supuesto, nunca he autorizado ataques contra miembros de mi gabinete. Los nombré en sus cargos porque son los mejores para llevar a cabo su trabajo”, ha señalado.
Starmer ha insistido en que su equipo está “unido”, pero las disputas internas han evidenciado unas grietas cada vez mayores dentro de su partido. Las posibilidades de que una rebelión salga adelante son todavía remotas —al menos un 20% de la bancada laborista debería apoyarla— pero las dificultades del Gobierno para enderezar la economía y el temor a que incumpla algunas de sus promesas de campaña, entre ellas la de no subir los impuestos a las clases trabajadoras, han hecho aumentar el nerviosismo entre los suyos y han puesto en entredicho su continuidad al frente del Gobierno.




