Miriam Garlo: "Mantuve escondida la tristeza de ser sorda durante años"

De su infancia, Miriam Garlo (Región de Murcia, 1984) recuerda comentar con bastante sentido crítico cada una de las películas de dibujos animados que veía con su hermana. También la emoción que sintió cuando la compañía 'La Fura dels Baus' visitó Molina de Segura y el pueblo dejó de parecer su pueblo, si no más bien una explosión de arte y fuegos artificiales. Pero ninguno de esos recuerdos tiene sonido.

La artista perdió el 70 % de su capacidad auditiva a los siete años y le costó mucho tiempo sentir la palabra sorda como parte de su identidad. Creció y se formó rodeada solo de personas oyentes y, en un intento de demostrar que podía ser independiente en esos entornos, se negó a aprender la lengua de signos. “Me centré en formarme intelectualmente. Quería demostrarme a mí misma que podía estudiar, que podía evolucionar, que tenía la capacidad... que no era tontita”.

A los treinta años, tras una crisis de identidad, empezó a signar. Ahora, a los cuarenta, mira hacia atrás y recuerda a aquella Miriam que trataba de sobrevivir con una mezcla de pena y cariño. “No puedo renegar de ella. Me da mucha ternura todo lo que tuvo que luchar, lo sola que se sentía, lo fuerte que se hizo, todas las estrategias y recursos personales que desarrolló para llegar ahí. Pero me genera tristeza haberme sentido tan incomprendida.”

Al contrario de lo que ocurre con otras discapacidades, la de las personas sordas es una invisible. No hay bastón ni silla de ruedas. Por eso, Miriam afirma que mucho de lo que reciben del mundo que les rodea es insolencia, impaciencia y una profunda falta de empatía. Algo que podría solucionarse con apoyo y recursos, y una mayor representación de las personas sordas en el cine, la televisión y el teatro.

Un camino que ya han abierto ella y su hermana Eva Libertad con el estreno de 'Sorda'. Una película que ha nacido a partir de un cortometraje con el mismo nombre estrenado en 2021. Y que al igual que en ningún momento estuvo pensada para agradar a nadie, tampoco imaginaban el impacto positivo que iba a tener en el público.