El genio de la literatura española que fue acallado por la Iglesia: "Tenía muchos enemigos"
Llegó a ser el escritor mejor pagado de aquella época, lo que le sirvió para ganarse muchos críticos y envidiosos
El genio de la literatura española que fue acallado por la Iglesia: "Tenía muchos enemigos"
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Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 1867) fue uno de los escritores más sonados durante el siglo XX. Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1921) fue la novela que le dotaría de la fama mundial, a pesar de que en un principio pasó desapercibida en nuestro país. Tuvo una gran acogida en Estados Unidos —llegó a vender más de doscientos mil ejemplares en solo un año—, y acabó llevándose a la gran pantalla con Rodolfo Valentino como protagonista.
Aunque por época y cronología debería formar parte de la conocida como Generación del 98, la verdad es que sus compañeros no lo llegaron a admitir al verle más como un naturalista. Sus posiciones políticas y su ideario también le ganaron muchos enemigos, convirtiéndose en una figura incómoda para el régimen. Blasco Ibáñez era antimonárquico, anticlerical y republicano declarado, lo que provocó que gran parte de su vida tuviera que pasarla fuera de su país.
Republicano y ateo
En su Valencia natal siempre fue un ídolo nacional, pero su popularidad en nuestro país no llegó hasta que sus novelas comenzaron a triunfar en países como Estados Unidos y Francia. Aun así, ciertos sectores de la sociedad se mantuvieron recelosos con el escritor, como la Iglesia Católica o la dictadura de Primo de Rivera, a la que no dudó en atacar en sus textos. "Primo de Rivera hizo todo lo posible para que este hombre no tuviera ningún tipo de predicamento", explica Jesús Callejo en el último programa de SER Historia.
Blasco Ibáñez, el eterno viajero
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Desde una temprana edad también ingresó en la masonería con el nombre de Danton, algo que le sirvió, una vez más, para ganar popularidad entre ciertos sectores de la ciudadanía, pero también mucha animadversión. A esto se junta que era una figura muy atrayente, carismática y ególatra. Sus crónicas fueron muy temidas, pues si criticaba o elogiaba a alguien, sus palabras tenían gran predicamento en los medios populares del momento.
También fue muy envidiado por ser el escritor mejor pagado de España. Incluso en el mundo solo había tres escritores millonarios entre los que se encontraban, aparte de Vicente Blasco Ibáñez, H.G. Wells y Rudyard Kipling. Que un republicano y ateo generase tal nivel de riqueza y que, encima, fuese generoso e hiciese donaciones, enfadó, especialmente, a la Iglesia.
