Noelia Ramírez, sobre lo que pesa a la hora de votar a un candidato: "Hemos confundido el descaro con la intensidad"
La periodista y redactora de 'El País' presenta su nuevo ensayo 'Nadie me esperaba aquí. Apuntes sobre el desclasamiento' en 'La Ventana'

Noelia Ramírez: "Hemos confundido el descaro con la intensidad a la hora de votar"
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Madrid
Para la periodista Noelia Ramírez, su ingreso en la Ramon Llull-una de las universidades más prestigiosas del país-, supuso un antes y después en su vida. Una vivencia que forma parte de las páginas de Nadie me esperaba aquí. Apuntes sobre el desclasamiento, el ensayo que acaba de publicar en Nuevos Cuadernos Anagrama. Este miércoles se asoma a La Ventana de sus vivencias como hija de migrantes manchegos en Barcelona.
La primera vez que la periodista sintió vergüenza de sus orígenes, fue cuando su padre dijo "dientista" delante de todos sus compañeros de clase. "Se me quedó grabado ese momento", confesaba Ramírez. Estuvo mucho tiempo corrigiendo a sus padres y recuerda que toda la clase se rio del comentario a pesar de ser también hijos de migrantes. "Ahora siento vergüenza de mi vergüenza", continuaba.
Su paso por la universidad
Noelia Ramírez estudió el grado de periodismo en una de las universidades de más prestigio de España, la Ramon Llull. Sus primeros años en ese lugar, estuvieron marcados por la inseguridad y sobre todo, por las comparaciones con sus compañeros. "No tenía el mismo capital cultural ni económico que los demás", decía en La Ventana. La solución de Ramírez fue asemejarse a la gente que le rodeaba "culturizándose". "Intentaba aprenderme las referencias de estos chicos y chicas tan guapos".
Durante esos años se puso de moda el término "charnega". "Es como se llama a los que migraron desde los pueblos de la península a Cataluña", ampliaba la autora de Nadie se lo espera. Esta palabra es utilizada como un insulto, la primera vez que se lo dijeron a Ramírez no se lo creía. "Yo he nacido en Cataluña y el metro llega a mi casa", se decía a sí misma.
Con el paso de los años y gracias al periodismo, Ramírez se dio cuenta de que el contenido podía surgir del lugar del que provenía. "Gracias a entrar en un oficio creativo te das cuenta de que el contenido también está en estos lugares", contaba en La Ventana.
Una generación diluida
"Los de mi generación no hablábamos de dinero y no teníamos conciencia de clase", opinaba la redactora de El País. Para ella, la generación a la que pertenece está "diluida" y admira a las mujeres que más adelante "han hecho el viaje del 8M".
Otro rasgo genérico de esta generación, decía, es el rechazo a lo que se conoce como hacerse la víctima. "Las mujeres no hemos podido hablar sobre nuestros problemas", recordaba. No ha sido hasta hace diez años, continuaba, "que nos hemos podido convertir en personas".
A la periodista le fascina el carisma y su estudio desde la sociología y la antropología. "Se intenta entender el carisma con la Inteligencia Artificial", explicaba. Sin embargo, en los últimos años se ha detectado en política una era en la que las ideas han dejado de importar y los electores han comenzado a votar a gente que se cree carismática. "Hemos confundido el descaro con la intensidad a la hora de votar", opinaba Ramírez.
La muerte
Durante el proceso de escritura del ensayo, la madre de Noelia Ramírez, también conocida como "La Viti", fue diagnosticada con un cáncer cerebral. Tristemente, falleció cuatro meses después del diagnóstico. "Te das cuenta de la soledad de la muerte", contaba Ramírez. Escribir sobre esta situación, ayudo a la autora a ordenar el duelo y a inmortalizar a su madre en las páginas de su ensayo. "Me hace ilusión que mi madre, La Viti, viaje en ese libro libremente".





