Un análisis de ADN revela que Hitler padecía un trastorno sexual genético que marcó su vida
El material genético se obtuvo de una tela manchada de sangre del sofá donde el dictador nazi se suicidó en 1945

Adolf Hitler en 1933. / Hulton Archive

Madrid
Un nuevo estudio genético sobre Adolf Hitler ha sacado a la luz datos sorprendentes sobre la salud del dictador nazi. Según el documental británico Hitler's DNA: Blueprint of a Dictator, emitido por Channel 4, el líder del Tercer Reich sufría el síndrome de Kallmann, una afección que interfiere en el desarrollo normal de la pubertad y puede provocar anomalías en los órganos sexuales.
Los investigadores reconstruyeron el perfil genético a partir de una muestra de tela manchada de sangre, extraída del sofá donde Hitler se suicidó en 1945. El análisis indica que esta condición habría dificultado su vida sexual y, en algunos casos, puede asociarse con micropene.
Además, un examen médico de 1923, descubierto en 2015, confirmó que tenía un testículo no descendido, lo que da verosimilitud a rumores históricos sobre su anatomía.
El estudio también desmonta la teoría de que Hitler tuviera ascendencia judía, pero revela que presentaba genes vinculados a autismo, esquizofrenia y trastorno bipolar, aunque los expertos advierten que no es posible diagnosticar retrospectivamente. "El comportamiento nunca es 100% genético", subraya el psicólogo Simon Baron-Cohen, quien alerta contra el riesgo de estigmatizar a personas con estas condiciones.
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Historiadores como Alex J. Kay, de la Universidad de Potsdam, sugieren que estas características podrían explicar su dedicación absoluta a la política, en contraste con otros altos cargos nazis que mantenían vida familiar o relaciones personales.
La genetista principal del proyecto, Turi King, conocida por identificar los restos del rey Ricardo III, ha reconocido que dudó mucho antes de participar en el proyecto: "Queríamos asegurarnos de que se ejecutara de forma extremadamente mesurada y rigurosa. Además, no hacerlo lo pone en una especie de pedestal".
"A las cámaras de gas"
Además, King deja una contundente reflexión sobre el dictador: "Si hubiera mirado sus propios resultados genéticos, casi seguro que se habría enviado a sí mismo a las cámaras de gas".
Los responsables del proyecto reconocen que el análisis puede generar un intenso debate. La genetista Turi King, conocida por identificar los restos del rey Ricardo III, admitió que dudó antes de participar, pero defendió la necesidad de hacerlo con rigor: "Si no lo hacemos nosotros, alguien lo hará sin el mismo cuidado".
Las conclusiones también arrojan luz sobre viejas anécdotas de la Primera Guerra Mundial, que apuntaban a que Hitler fue objeto de burlas por el tamaño de sus genitales. El hallazgo de un testículo no descendido y la probabilidad genética de micropene refuerzan la verosimilitud de esas historias, que hasta ahora se consideraban propaganda bélica.
Aunque el análisis sitúa a Hitler en el percentil superior de riesgo para autismo, esquizofrenia y trastorno bipolar, los expertos insisten en que no se puede establecer una relación directa entre genética y conducta. "No podemos diagnosticar a Hitler", advierte el investigador Alex Tsompanidis, quien subraya que la biología pudo influir en su proceso cognitivo, pero no determina por completo sus actos.
El equipo científico recalca que la mayoría de las personas con estas condiciones no son violentas ni crueles. "Asociar la extrema crueldad de Hitler a estos diagnósticos es peligroso", señala Baron-Cohen, recordando que el comportamiento humano depende de múltiples factores y no exclusivamente de la genética.




