'El Coyote', literatura popular en el más noble de los sentidos
Mallorquí escribió durante diez años esta serie de novelas, pero se reeditaron después de forma incesante, dándole así una segunda vida a este héroe
'El Coyote', literatura popular en el más noble de los sentidos
José Mallorquí Figuerola nació en 1913 y murió en 1972. Trabajó como traductor, adaptador, guionista y escritor, a veces con seudónimo. Su gran éxito llegó en con la creación de 'El Coyote', sobre el que escribió más de 190 novelas, además de cientos de otras historias de aventuras, oeste, misterio y ciencia ficción.
La primera aventura de 'El Coyote' se publicó en septiembre de 1943. 'El Coyote' es uno de los más grandes héroes de la literatura española del siglo XX. Nació como literatura popular y “de quiosco”, y ha forjado lectores durante décadas. Es una novela muy divertida, emocionante y sencilla, que se lee con una sonrisa en los labios.
José Mallorquí escribió las novelas del Coyote durante diez años, de 1943 a 1953, pero se reeditaron después de forma incesante, así que su héroe siguió vivo no solo en la memoria de los mayores sino en la de los que se incorporaron a la lectura en los 70 y los 80. Era literatura popular en el más noble y extenso de los sentidos, porque unía a varias generaciones de lectores que compartían un mismo entusiasmo por esas aventuras. Las ediciones del Coyote corrían de mano en mano y pasaban de padres a hijos o de los primos mayores a los primos pequeños. Se llegaron a publicar casi doscientas aventuras.
Quizá haya lectores jóvenes que no tengan ninguna referencia del Coyote y descubran hoy sus aventuras. El personaje no necesita presentación: era popularísimo y todos lo identificaban inmediatamente. Sus novelas y tebeos colgaban con pinzas en los expositores, en pugna con otros héroes, y superhéroes, por ganar la atención del lector: el Capitán Trueno, el Jabato, el Guerrero del Antifaz, Supermán, el Hombre Araña o Flash Gordon se mezclaban con los esforzados soldados de las Hazañas bélicas y también con Mortadelo, Anacleto, la familia Ulises, Zipi y Zape o los Pitufos. A los kioscos solo llegaban novelas baratas y seriadas, como las de vaqueros de Marcial Lafuente Estefanía, las románticas de Corín Tellado o las policiacas de Agatha Christie.
José Mallorquí encarnó en el Coyote un arquetipo universal: el héroe solitario, misterioso y justiciero que socorre al débil de los abusos de los poderosos. En la primera novela, este personaje es más una ausencia y una esperanza (o un temor) que un verdadero protagonista. Todos hablan de él, pero no se sabe si está vivo o muerto, o si es una simple leyenda, y solo muy avanzado el libro lo veremos aparecer. Mallorquí se inspiró en el personaje del Zorro de Johnston McCulley y situó al Coyote en el mismo territorio, California, ambientando la historia unos años más tarde. El Coyote ya vive en los tiempos de la anexión, a mediados del siglo XIX, en los años de la fiebre del oro, y lucha contra los abusos del siniestro general Clarke, máxima autoridad norteamericana.
En 1943, El Coyote representaba una posibilidad de esperanza, de triunfo de la justicia. No era, desde luego, una obra con valores contrarios a los del régimen franquista, pero en el relato hay una desconfianza enorme respecto al poder establecido e incluso el ejército: los oficiales de la Caballería norteamericana tienen un comportamiento honroso, no así su superior, antagonista del héroe, que es un general corrupto. Pero, por encima de todo, El Coyote es una novela entretenidísima, escrita con brío, que se lee a ritmo de galopada. Es un ejemplo de narración clásica de aventuras.
El Coyote representa los valores caballerescos españoles, vigentes aún en aquel territorio definitivamente desgajado de la monarquía hispánica y de la república mexicana, pero no de su cultura. Nuestro personaje es un justiciero, un aristócrata solitario que socorre a los necesitados, pero en ningún caso se comporta como un revolucionario que subleve a las masas o como un libertador de pueblos oprimidos. Representa el ideal que se tenía entonces de la «raza» española y su grandeza; eso sí, también muestra su individualismo y, quizá inconscientemente, la decadencia de España, su insignificancia frente a las nuevas potencias. El Coyote es, como lo define un personaje de la novela, «un caballero andante que ha sustituido la espada por el revólver de seis tiros».
Este artículo contiene fragmentos del prólogo de Oscar Esquivias a la edición de la Editorial Albo&Zarco.