Kunduz, el ‘error’ más mortífero de Estados Unidos contra Médicos Sin Fronteras
Hace diez años del peor bombardeo de EEUU contra un hospital de MSF en Kunduz y desde entonces los ataques a misiones médicas no han dejado de aumentar, con más de 1.600 solo el año pasado
'Resolución 2286'. 10 años de la peor matanza contra Médicos Sin Fronteras
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Los bombardeos aéreos indiscriminados de Estados Unidos devastaron el hospital de traumatología de Médicos Sin Fronteras en Kunduz, Afganistán, el 3 de octubre de 2015, matando a 42 personas e hiriendo a decenas. Es el ataque más grave que ha sufrido la organización humanitaria. El Pentágono reconoció que se había tratado de un error y pidió disculpas, pero la ONG sigue exigiendo que se investigue de manera independiente lo ocurrido y que se rindan cuentas.
“Si es un error, es un error demasiado grave para ser cometido por unos ejércitos que normalmente están bien equipados”, critica Paula Gil, presidenta de MSF en España, porque las coordenadas del hospital estaban bien notificadas y los bombardeos fueron varios y muy intensos.
“Una y otra vez nos atacan. Una y otra vez esos ataques quedan impunes”, denuncia la organización en la serie documental que acaba de lanzar para conmemorar el suceso. Gil explica que aquel ataque hizo reaccionar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que adoptó la Resolución 2286 para reafirmar las obligaciones de protección en las partes involucradas en un conflicto a respetar a quienes participan en labores médicas. “Cualquier tipo de ataque a hospitales, personal médico, medios de transporte sanitario, son violaciones graves del derecho internacional humanitario”, insiste, sin embargo, los ataques contra las infraestructuras médicas no han dejado de aumentar en los últimos años.
En la Franja de Gaza, 516 estructuras sanitarias han sido atacadas entre el 7 de octubre 2023 y el 25 de septiembre de 2024, según los datos de la Organización Mundial de la Salud. “Solo en 2024 se registraron más de 1.600 ataques contra la misión médica que provocaron 944 muertes”, añade Gil. Desde los primeros registros de la OMS en 2018, cuando se registraron 802 incidentes, la cifra se ha doblado.
Desde 2015 hasta ahora, Médicos Sin Fronteras ha documentado más de 200 explosiones impactando a personal, pacientes, estructuras médicas y almacenes de material médico, asegura Gil. “Ha habido más de 650 incidentes de arma de fuego afectando al personal de MSF en nuestras actividades. Se ha asaltado o se ha agredido físicamente a personal sanitario en más de 500 ocasiones. Se ha secuestrado a más de 140 trabajadores y se ha asesinado a 33 mientras estaban trabajando”, añade.
El hospital de Kunduz era vital para la población civil afgana. Recibía a pacientes de muchos rincones del país. No fue hasta 2021 cuando consiguieron reabrirlo tras “un trabajo muy complejo” de negociación y construcción, porque hubo que instalarlo en otro lugar. El nuevo centro de traumatología ha atendido a más de 95.500 pacientes con situaciones de traumatología urgente y ha realizado más de 20.000 operaciones quirúrgicas. Esas cifras dan cuenta del enorme impacto del cierre del centro durante tanto tiempo.
El impacto de bombardeos como este llega más allá de los fallecidos. Deja heridos incapacitados, daños psicológicos para el personal del hospital que tiene que seguir trabajando con miedo. Médicos Sin Fronteras intentó abrir una investigación independiente sobre el ataque que nunca se produjo. “Este problema se está convirtiendo en una nueva normalidad y sucede con total impunidad, sin que no haya ningún tipo de rendición de cuentas por estas violaciones constantes del Derecho internacional humanitario”, denuncia Gil.
