Cómo afecta la temperatura a nuestros cultivos: diferencias entre las regiones de España
Repasamos los factores geográficos y climáticos que determinan las diferencias entre cultivos
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Ahora que ya es clara y constante la bajada de temperaturas, repasaremos los factores que agudizan las diferencias de cultivo entre unas regiones de España y otras.
Frío
Comencemos por la temperatura de cultivo tan distinta que hay entre diferentes regiones españolas, y vamos a tomar de ejemplo algunas plantas, como el ficus benjamina (Ficus benjamina).
En la costa de Málaga, este ficus puede vivir perfectamente durante todo el año en el exterior, e incluso pasa a ser una planta de jardín. Las temperaturas allí no descienden de unos 9 °C, y eso le permite a esta especie crecer en un jardín sin riesgo a morir por frío.
Por el contrario, en Teruel este mismo ficus solo podría vivir en el exterior de una casa desde mediados de la primavera hasta finales de octubre, pero después tendríamos que meterlo al resguardo, dentro de una casa o en un invernadero. Allí la temperatura baja tanto como para que las células del ficus se congelaran, literalmente, al no ser una planta que genéticamente esté preparada para resistir las heladas.
Origen de las plantas
La adaptación de una especie a su medio natural es lo que marca esa resistencia. Si en su lugar de origen una especie no sabe lo que es tener temperaturas por debajo de 10 °C, en Teruel no va a aprender a sobrevivir a una helada que coloque el mercurio del termómetro en 2 °C. Por el contrario, si en su lugar de origen una especie ha de resistir nevadas y temperaturas heladoras, no tendrá problema en mudarse a vivir a Teruel. Podríamos pensar entonces que, si una especie corre el riesgo de pasar fríos intensos, le irá mucho mejor si la llevamos a vivir a la costa de El Hierro, por ejemplo, o a Lanzarote. Pues no es así, ya que hay plantas que necesitan del frío para estar sanas.
Hace años un cliente me comentó que quería cultivar un manzano (Malus domestica) en un patio interior acristalado. Era como un invernadero, realmente, en el cual durante todo el año la temperatura no bajaba de los 18 °C. En esas condiciones, un manzano no sería feliz, por la simple razón de que no tendría un descanso que le es necesario. Este descanso le viene dado por un número concreto de horas de frío. Estas horas de frío se definen como aquellas que una planta necesita experimentar por debajo de los 7°C.
Un manzano, continuando con este ejemplo, puede necesitar entre 100 y 800 horas de frío para florecer y brotar de forma sana cada año, si no más, dependiendo este número de horas de las diferentes variedades de cultivo. Si no acumula este número de horas de frío, la floración no es buena, la brotación de las hojas es más débil, y también su sistema inmunitario está bajito, por lo que se hace propenso a contraer enfermedades y plagas fácilmente.
Las plantas de muchas regiones del planeta, como las áreas tropicales, no necesitan de estas horas de frío para estar sanas, porque ellas viven en una primavera eterna.
Interior- Exterior
Nuestro cóleo (Coleus scutellarioides) ha estado fuera en la terraza de la radio, en Madrid, durante muchos meses, más o menos desde que lo sacamos al exterior en el mes de abril. Durante estos 7 meses largos ha disfrutado de muchísima luz y ha crecido en conjunción con otras plantas, mezclando sus tallos largos con los verdes de otras compañeras vegetales, como el arce japonés (Acer palmatum), la esparraguera de cola de zorro (Asparagus densiflorus 'Myersii') o las cintas (Chlorophytum comosum 'Vittatum').
Pero lleva ya unas semanas en las que no está disfrutando del todo las noches, especialmente alguna que ha llegado a los 2 °C. Así que vamos a llevar a cabo lo que hacemos todos los años: meter la planta dentro de los pasillos de la radio. Como estos tallos larguiruchos ahora están feos, porque ya no crecen entre medias de las otras plantas, aprovechamos para recortarla, para darle nuestra poda de rigor. También la abonaremos para que esté bien nutrida para formar nuevas hojas y la colocaremos al lado justo de una ventana.
Calor
Hemos hablado del frío, pero el calor también es otro factor limitante en el cultivo de ciertas plantas. Hay especies que no están acostumbradas a sobrepasar los 30 °C. Además, se trata de especies que están ligadas muchas veces a una humedad ambiental alta. Si ponemos a una de estas plantas en un pueblo de Segovia en pleno mes de agosto, quizás no disfrute con temperaturas de 34 °C y una humedad ambiental de solo el 30%. Hay ciertas especies de camelias (Camellia japonica) o de hortensias (Hydrangea macrophylla) que no van a desarrollarse tan bien en estas condiciones como si crecen en Vigo, con temperaturas de 27 °C y una humedad ambiental del 65%.
Humedad ambiental
Muchas plantas llegan a chamuscarse si no tienen una humedad ambiental adecuada. Hay plantas que en sus lugares de origen están acostumbradas a tener porcentajes de humedad en el aire de, como mínimo, el 60%, y que cuando se las cultiva en Toledo o en Madrid, donde en el verano hay tan poca humedad ambiental que llega a descender al 12% o algo menos, realmente asfixiante. En estas situaciones, una planta tropical se queda exhausta, porque no puede realizar correctamente sus funciones metabólicas.
Y esta situación extenuante no solo es para las plantas tropicales. Otro ejemplo sería querer cultivar helechos de las regiones del norte en medio de Ciudad Real, con esos veranos manchegos de aúpa: los helechos acabarían capitulando y rechazando la vida en ese entorno hostil para ellos.
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En cambio, hay otras plantas que estas bajas humedades ambientales lo llevan de maravilla, como todas aquellas que viven en entornos semidesérticos, como los cactus, o especies del entorno mediterráneo, como una lavanda (Lavandula angustifolia) o un romero (Salvia rosmarinus).
Lluvia
Si se vive en una zona con abundancia de lluvias, como en muchas partes de la cordillera cantábrica, por ejemplo, esto hará que haya plantas que sufran también. Un amigo jardinero que vive muy cerca de Donosti, San Sebastián, no puede cultivar lavandas, porque literalmente se le pudren. En cambio, tienen en su jardín toda una pléyade de plantas tropicales de hojas enormes, que aguantan y disfrutan de esa abundancia de lluvias, y que se reparten en todo el año.
Por el contrario, las zonas mediterráneas con ese periodo seco característico en el verano no permiten cultivar especies necesitadas de una humedad en el terreno muy abundante.
Por eso, es algo fundamental que el clima de nuestra región nos lleve a cultivar unas u otras plantas en el jardín, plantas que estén adaptadas a ese entorno.
Cuidados
Cuando cultivamos plantas en maceta, los factores se pueden matizar, ya que la persona que las cuida puede variar los parámetros conflictivos para la planta, como hemos hecho nosotros con el cóleo: como llegan los fríos, lo meto en el interior. O, si tengo cactus que no necesitan de las lluvias constantes de mi región, los pongo en un sitio a resguardo donde no les caiga esa lluvia.
Así, el jardinero o jardinera se convierte en la persona que crea y varía las condiciones ambientales, para que esa planta en una maceta pueda crecer mejor.
Eduardo Barba
Eduardo Barba Gómez es jardinero, investigador...Eduardo Barba Gómez es jardinero, investigador botánico en obras de arte, paisajista y profesor de jardinería. Además, colabora en el 'Hoy por hoy' de Àngels Barceló.