Javier Cercas: "Suárez, Carrillo y Gutiérrez-Mellado son el símbolo de la escasa resistencia que el país opuso al golpe"
Javier Cercas y Alberto Rodríguez visitan el 'Hoy por Hoy' para hablar de la serie 'Anatomía de un instante', basada en la novela de Cercas sobre el 23F

Madrid
"El corazón del libro, y de la serie, es el heroísmo de la traición". Sobre esa paradoja aparente construye Javier Cercas su relato en Anatomía de un instante, una de las grandes novelas de los últimos 50 años ("una catedral", en palabras del director Alberto Rodríguez) y, además, una crónica perfectamente fiel de lo que fue el Golpe de Estado del 23-F, mito fundacional de la democracia española.
Los tres hombres que no se echaron al suelo cuando los disparos de metralleta de los golpistas atronaban el Congreso de los Diputados en la tarde del 23 de febrero de 1981 son los héroes de este proceso político, pero lo son porque son traidores: "Estamos acostumbrados a pensar que la lealtad es una virtud. Y lo es. Pero hay determinados momentos en la vida de las personas y en la vida de los países en que es más honesto, más justo, más valiente, más virtuosa la traición que la lealtad; la Transición española fue exactamente uno de esos momentos".
Esos tres hombres fueron Suárez, Carrillo y Gutiérrez-Mellado. Adolfo Suárez (interpretado por Álvaro Morte), presidente del Gobierno, que había hecho toda su carrera política como camisa azul, en el Movimiento, el partido único falangista, una persona cuyo nombramiento había sido celebrado sobre todo por los guerrilleros de Cristo Rey y que acto seguido consagró su vida a desmontar cuatro décadas de franquismo en un año. Santiago Carrillo (Eduard Fernández), que había hecho la guerra y luego liderado el Partido Comunista en el exilio, que renunció a ideales básicos de la izquierda como el republicanismo. Y Manuel Gutiérrez-Mellado (Manolo Solo), ministro de Defensa y teniente general del ejército, que se convirtió en el militar más odiado por seguir al lado de Suárez cuando todos pensaban que había que acabar con él, por cualquier medio. Incluido el golpe de Estado.
En este sentido, centrarse en los tres personajes obliga también a comprender las dinámicas entre ellos, y la serie muestra cómo les unía el tabaco o el sentido del humor. Pero, sobre todo, cómo los tres podrían traicionar todas sus esencias, pero se mantuvieron leales entre ellos. Incluso cuando Suárez, "desarbolado", había sido abandonado ya por todos, incluido el rey, incluidos los españoles.
La conversación ha empezado recordando "el instante" que Cercas y Rodríguez guardan de aquella jornada. Alberto era un niño, y recuerda que se pasó el día viendo la tele mientras sus padres hablaban nerviosamente por teléfono. Pero Javier era un universitario de 19 años "con la cabeza a pájaros", y cada parte de su recuerdo es significativo. Llegó a su casa esa tarde y se encontró a su madre planchando mientras escuchaba la SER. Había oído los disparos y, luego, solo crujidos, pasos, silencio. Miedo. Su madre le dijo: "Javi, algo ha pasado en el Congreso", y el primer impulso de Cercas fue salir disparado, por dos motivos: "Yo creía que iba a ver tanques por las calles, barricadas, la revolución, la historia en directo. Y la segunda razón es que en la universidad había una chica que me gustaba mucho." Pero su madre le agarró del brazo "con una fuerza brutal" y le dijo "tú de aquí no sales." Ella, como una grandísima parte del país, había vivido la guerra, y tenía miedo de que se pudiera "volver a las andadas".
El joven Cercas se zafó de su madre y corrió a la universidad, donde la chica estaba con un poeta y en la calle no había nadie. "El miedo encerró a la gente en casa. No hubo una reacción popular al golpe. Los obispos, que estaban reunidos, disolvieron la reunión y se fueron a casa. La única reacción, y esto hay que decirlo, fue la del diario El País".
Cercas, que pasó cuatro años de su vida investigando todo lo que se podía sobre el 23-F, recuerda que en los años 1976 y 1977, cuando empieza la democracia, casi el 90% de la población creía en ella, pero en los años 1980 y 1981 ese porcentaje había pasado a menos del 30%. La palabra clave era "desencanto": "El país no funcionaba, había un terrorismo salvaje, una crisis económica tremenda... entonces esos tres hombres que se enfrentan al golpe y permanecen en sus asientos y que son el centro de mi libro y de la serie de Alberto son un símbolo de algo terrible: la escasa resistencia que el país opuso al golpe".
El bulo del rey
Sobre el 23-F y la Transición se han construido dos imágenes contrapuestas igualmente falsas, según Cercas: una de color rosa que habla de concordia y de altura de miras y otra que sostiene que no fue un cambio real y que el "régimen del 78" es el franquismo por otros medios. También ha interesado la idea de que sigue habiendo un misterio en el golpe, que no todo está claro. Y sí lo está: "El final del reinado del rey es una calamidad, pero en aquel momento lo hizo bien. El rey no organizó el golpe, eso es un bulo, con todas las letras. Pero sí es verdad que hizo cosas que propiciaron el golpe."

Ante la pregunta de si la polarización actual se parece a la que se vivía en el año 81, Cercas es tajante: aquello era infinitamente más complicado. Suárez y Carrillo venían de sitios radicalmente opuestos, uno pertenecía a un partido único fascista y el otro era el secretario general del Partido Comunista. "En comparación, Suárez y Feijóo son como dos gotas de agua." También quiere recordar que el miedo que se pasó aquella noche de febrero del 81 fue muy real. Cuando se llevaron a los líderes a una sala aparte pensaban que se los llevaban para matarlos. Esa idea de que fue un golpe de opereta es falsa: el miedo fue muy real, "de bromita, nada".
Todas estas emociones y reflexiones quedan plasmadas en la ("admirable") serie de Alberto Rodríguez. Con su habitual modestia, atribuye el éxito del casting a la labor de Eva Leira y Yolanda Serrano, aunque siempre tuvo claro que Eduard Fernández sería Carrillo, y le mandó el guion directamente. El personaje que más le costó "ver" fue el de Adolfo Suárez: "Cuando me dijeron Álvaro Morte puede ser perfecto, pensé 'ni en broma'. Pero ellas fueron a Londres, donde Álvaro estaba representando una obra en el West End, le hicieron una prueba y me enseñaron el vídeo. Y claro, Álvaro tiene muchas cosas que o se tienen o no se tienen: la elegancia, la forma de moverse, la energía. Y la capacidad de ser creíble. Creo que es uno de los actores más presidenciables que tenemos".
La serie consigue también reproducir la luz, el grano, el ambiente... y la forma de fumar. Alberto tiene claro que él no quería hacer una serie sobre el 23-F, lo que le interesaba era adaptar la novela de Cercas. Una labor llena de peligros, un "caramelo envenenado" que ha salido dulce.

Eva Cruz
Redactora en el magazine de 'Hoy por Hoy' desde 2017.




