Millás revela el animal que más se parece al ser humano y no, no es el mono: "Son nuestros dobles con plumas"
El escritor desmonta el mito del mono como nuestro reflejo

Millás revela el animal que más se parece al ser humano y no, no es el mono: "Son nuestros dobles con plumas"
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En España hay tantas gallinas como personas, unos 49 millones. Para Juan José Millás, esta coincidencia no es casual. "Es como si fueran nuestros dobles con plumas", dijo en A vivir que son dos días, dando pie a una reflexión sorprendente sobre nuestro parecido con estas aves.
El escritor recordó que las gallinas llevan con nosotros casi 9.000 años, una convivencia que ha moldeado nuestra alimentación y nuestra cultura. "Nos han dado uno de los productos más perfectos de la naturaleza: el huevo. Es una maravilla arquitectónica del universo", explicó, describiendo la complejidad de su estructura: "Con sus poros, su membrana, su reserva de oxígeno… es una obra maestra". Para Millás, el huevo es "una lección de ingeniería natural que deberíamos admirar cada día".
Pero la admiración por este animal contrasta con la forma en que lo tratamos. Millás denunció el encierro masivo en granjas industriales: "Las encerramos y las volvemos histéricas, se picotean entre ellas, se sacan los ojos. Hay algo muy simbólico en ese encierro, las aislamos para protegerlas de las aves libres, como si temiésemos el contagio de la libertad". Y añadió una imagen inquietante: "Imagínate una gallina levantando la cabeza y viendo pasar un grupo de patos. ¿Qué pensará? ¿Por qué ellas están ahí y yo aquí?".
La coincidencia numérica despertó en Millás una reflexión casi metafísica: "En España hay tantas gallinas como personas. ¿No es sospechoso?. Para el escritor, esta imagen no es solo una curiosidad estadística, sino un espejo inquietante: Nosotros también vivimos encerrados, no en jaulas de alambre, pero sí en rutinas, en cárceles invisibles que nos limitan tanto como a ellas".
El escritor concluyó con una imagen relevadora: "Cuando hacemos el gesto del cobarde, moviendo los brazos como alas, imitamos a las gallinas. Y ellas nos devuelven el espejo cuando el gallo se pone gallito, hinchando el pecho como un humano orgulloso. Son nuestros dobles, solo que con plumas”.
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