Estamos anestesiados; la decencia y la dignidad hace tiempo que se perdieron por el camino
Una reflexión sobre la epidemia de infoxicación a raíz de la supuesta corrupción de Cerdá, el papel de los corruptores y las barbaridades de Trump

Infoxicación: la epidemia silenciosa que nos anestesia ante la corrupción y la barbarie
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No sé si está estudiada con el detalle que merece, pero la infoxicación, esa intoxicación por exceso de información es, seguramente, una de las epidemias silenciosas más extendidas de nuestro tiempo. No provoca fiebre ni sarpullidos, ni consta que haya causado víctimas mortales de forma directa, pero sí genera estrés, ansiedad, fatiga mental y, sobre todo, una enorme dificultad para tomar decisiones acertadas.
La infoxicación aparece cuando una persona recibe tal cantidad de datos ya sea a través de medios, redes sociales, correo electrónico que le resulta imposible procesarlos. Y eso, además de agobiar y despistar, también puede anestesiarnos. Puede provocar que los árboles nos impidan ver el bosque.
Hoy pensaba en todo esto a partir de dos noticias muy alejadas entre sí.
El caso Cerdán: ¿y los corruptores?
En España, el tema del día es el revuelo por el caso Cerdán o Ábalos, o Koldo, como queramos llamarlo, esa trama que, según todos los indicios, se forraba a base de mordidas en adjudicaciones de obra pública. Si esto escala hasta involucrar directamente al PSOE como partido, está claro: habría que ir a elecciones. De eso no hay duda.
Pero vayamos al bosque. Porque, como ocurre siempre, la corrupción política es execrable, una lacra, y hay que echar a los corruptos. Pero ¿qué pasa con los corruptores? Igual es cosa mía, pero tengo la impresión de que cuando estalla un escándalo, ponemos muchos focos en los presuntos corruptos y está bien que sea así, pero muy poquitos en los presuntos corruptores. Y ojo, en este caso hablamos de Acciona, una empresa del Ibex. A lo largo de los años ha habido otras grandes y no tan grandes, pero parece que el reproche social no es tan contundente. Al menos, esa es mi impresión.
Trump y Bin Salman: la anestesia informativa
La segunda noticia tiene que ver con esa anestesia que genera la infoxicación. Donald Trump suelta tal cantidad de barbaridades por minuto que ya apenas nos conmueve. El otro día llamó "cerdita" a una periodista. Cuando alguien le pregunta desde un medio que no le hace la pelota, responde automáticamente: fake, fake. Nos hemos acostumbrado.
Pero lo de ayer fue más grave. En la Casa Blanca, junto al príncipe heredero saudí Mohammed Bin Salman, el hombre que ordenó el asesinato y descuartizamiento de un periodista crítico con su régimen en Turquía, una periodista le preguntó por el tema. Bin Salman parecía dispuesto a contestar, pero Trump, ni corto ni perezoso, la interrumpió, le afeó la incomodidad y soltó que el asesinado "era un tipo controvertido" y que "esas cosas pasan".
Es fuerte, pero hoy el mundo sigue girando como si tal cosa. Estamos anestesiados. Debe ser cosa de la infoxicación, porque la decencia y la dignidad hace tiempo que se perdieron por el camino.




