Manu Marlasca explica por qué prescriben los crímenes a los 20 años y por qué no tiene sentido a día de hoy

El periodista Manu Marlasca ha estado casi 40 años recorriendo todos los rincones de España y del mundo para contar las historias de los crímenes más sangrientos. Ha pasado por una infinidad de medios a lo largo de su carrera, pero desde principios de este año es colaborador de El programa de AR, el programa de las mañanas en Telecinco. A pesar de su salto a la televisión, Marlasca ha confesado en el último programa de SER Aventureros que es "reportero que accidentalmente está en un plató" y asegura que su lugar natural es en la calle, donde suceden las cosas.

El madrileño estuvo cubriendo la guerra de Bosnia en los años 90, en Sicilia tras el asesinato del juez Giovanni Falcone y en Colombia cubriendo la muerte de Pablo Escobar a manos del ejército colombiano. La experiencia, sin embargo, no le ha arrebatado la posibilidad de sorprenderse. "Una de las mejores cosas de ser reportero de sucesos es que la capacidad de asombro jamás se agota", asegura Marlasca.

El periodista dio el salto a la ficción el año pasado con Tú bailas y yo disparo (Editorial Destino) y ya prepara su segunda novela, Hasta que te quedes, que verá la luz el año que viene. "Por retorcido que sea yo contando mis crímenes, no hay forma de igualar a los que nos encontramos todos los días", señala, reconociendo que en gran medida la realidad superar a la ficción.

Marlasca explica que le fascinan los sucesos en los que tras años de silencio, de repente, aparece un indicio que vuelve a resucitar el caso. El periodista lamenta que los crímenes en España con las penas más altas prescriben a los 20 años, pero reconoce el valor sentimental que supone para las familias y allegados resolverlos, aunque no vaya a haber justicia.

"Lo que dice el espíritu de la ley es que es para garantizar que tú no puedas iniciar arbitrariamente una acción contra alguien después de 20 años. Se supone que si tú no has encontrado a nadie en ese tiempo, no vas a encontrar al autor", explica Marlasca. Una ley de un Código Penal que se redactó en los años 80 y que, con las tecnologías de identificación de ADN actuales, no tiene mucho sentido.

El caso de Eva Blanco

Un ejemplo claro, señala el periodista, es el asesinato a Eva Blanco en 1997, cuando la joven de 16 años fue violada y asesinada cuando regresaba a casa en Algete. Existía una muestra de ADN del agresor que estuvo durante casi 15 años en la base del laboratorio de la Guardia Civil, hasta que a un agente se le ocurrió enviarlo al Instituto de Medicina Legal de Galicia (IMELGA), que contaba con novedosos avances tecnológicos.

Así, en 2015, casi 18 años después, se pudo constatar que el asesino era de origen norteafricano que había vivido en la zona y un año después del asesinato había emigrado a Francia. Se dio con el asesino, se le trasladó a España y cumplió una pena de prisión, donde se suicidó con los cordones de sus zapatos. "Ahora, tal y como ha cambiado la ciencia forense, parece un poco absurdo que esa prescripción siga en el mismo tiempo que antes", concluye.