Soledad Gallego-Díaz: "Aunque Feijóo crea que la condena de García Ortiz es un éxito de sus posiciones, coloca al Partido Popular en una posición difícil"

Madrid

El principal problema de la política española es que prácticamente todas las instituciones han optado por empujar la polarización, de manera que no es cierto que el electorado se vaya convirtiendo cada día más en partidario de posiciones autoritarias, como si de una marea se tratara, algo imposible de combatir.

No, no existe ninguna marea que arrastre al despeñadero los usos democráticos, sino una voluntad explicita de ir creando ese electorado cada día más atraído por usos autoritarios.

Politicólogos, magistrados, políticos, periodistas, por motivos diversos, a veces contrapuestos, por intereses momentáneos, corporativos muchas veces, se empeñan en crear una realidad que solo favorece a Vox.

La inhabilitación por dos años del fiscal general del Estado forma parte de la misma polarización, de la misma intención de crear un clima de opinión que no tiene mas que dos caras de una moneda: llegado el momento nos empujan para que haya que elegir entre una cosa y otra, no existen posiciones intermedias.

En el fondo, por mucho que Alberto Núñez Feijoo crea que la condena de Álvaro García Ortiz es un éxito de sus posiciones políticas, lo cierto es que al Partido Popular le coloca en una posición difícil. Insistirá de nuevo en la dimisión del presidente, sabiendo que no la puede conseguir por falta de apoyo parlamentario, mientras que para el PSOE solo consiste, de nuevo, en resistir. El problema es que tanto manoseo de los usos democráticos es muy peligroso.