Glen Powell se corona como héroe de acción en 'The Running Man'
El actor, uno de los rostros de moda en EEUU, protagoniza esta adaptación de la novela homónima de Stephen King interpretando a un trabajador precario que, para salvar a su familia, decide participar en un macabro concurso de televisión
Glen Powell protagoniza 'The Running Man' / PARAMOUNT PICTURES / Photo Credit: Ross Ferguson
Madrid
Tras su último éxito, 'Última noche en el Soho', y otros títulos como 'Baby Driver', el director británico Edgar Wright regresa a la gran pantalla con una emocionante historia distópica que rescata una de las historias más populares de Stephen King. Protagonizada por Glen Powell, conocido por películas de acción como 'Top Gun' o 'Hit Man', 'The Running Man' es un crudo retrato ambientado en ciudades futuristas pero igualmente clasistas.
Ben Richards es un hombre que, tachado en su trabajo de revolucionario y violento, es despedido cuando más necesita el dinero. Su hija, una niña muy pequeña, ha caído enferma y necesita medicinas urgentemente. Con un horizonte tan negro y en una sociedad desigual e injusta marcada por las drogas y la criminalidad, solo encuentra una salida: The Running Man, un concurso televisivo cuyo premio son millones de dólares y del que nadie ha salido con vida. “The Running Man es el reality más letal jamás visto”, dice Powell en declaraciones facilitadas por la distribuidora.
En el panorama actual del cine de acción donde figuras icónicas como Tom Cruise han marcado un estándar de intensidad y autenticidad, Glen Powell emerge como promesa que aporta cierta frescura al género. Su enfoque va más allá de la simple fuerza física; se trata de encarnar a un héroe con dimensiones reales, emociones palpables y una conexión con el espectador que se aleja de la superficialidad que acostumbra esta clase de películas. En sus propias palabras: “Creo que lo mejor de hacer The Running Man es convertirme en un héroe de acción”. Su carrera, que se construyó poco a poco desde pequeños papeles en televisión y cine, ha estado marcada por un impulso claro de arriesgar en proyectos comerciales que le abran la puerta a la fama.
Este último está dirigido por uno de sus directores favoritos de los últimos años, según confiesa el mismo Powell, y es que Wright ha demostrado que es capaz de asumir grandes producciones sin perder su sello autoral ni su particular mirada al género. Tampoco renuncia a su habitual sentido del humor, visible, sobre todo, en la actuación de Michael Cera, quien interpreta a uno de los excéntricos personajes que Richards encuentra en su recorrido. La comedia, presente incluso en los momentos de más tensión, ayuda a desengrasar una historia que va más allá de una cinta de acción al uso. Así, el cineasta inglés logra mantener un equilibrio entre la adrenalina y el entretenimiento ligero, evitando que la narrativa caiga en la monotonía. Un enfoque que refuerza la humanidad de los personajes y hace que sus conflictos y desafíos resulten más cercanos y atractivos para el espectador.
Además, el largometraje destaca por su fantástica banda sonora, con temas de artistas emblemáticos como Tom Jones, Electric Light Orchestra y The Rolling Stones. Esta selección musical aporta mucha energía, intensificando los momentos clave y creando un contraste sonoro que enriquece el ambiente casi apocalíptico y la tensión constante del relato.
Sin embargo, la comedia no evita que se aborden temas profundos y que la cinta tenga un carácter profundamente crítico. El director recuerda perfectamente cuando leyó el libro, con 14 años, y señala que la novela fue una gran inspiración para crear el universo alternativo de la película. Un universo que le permite utilizar la sátira contra los líderes autoritarios, ejemplificados a través de la figura de Josh Brolin, y cuya presencia encarna el poder opresor. También denuncia la manipulación de los medios, que fabrican villanos y distorsionan la realidad para mantener el control social y alimentar un entretenimiento que sostiene esas estructuras de poder. Una crítica feroz en tiempos de fake news a cómo la televisión y la prensa pueden moldear la opinión pública al servicio de los gobernantes y convertirse en fábricas de mentiras para favorecer un relato. Nada más lejos de la realidad.
Tristemente, este argumento no resulta innovador. En 1987 se estrenaba otro 'The Running Man', protagonizado por Arnold Schwarzenegger y dirigido por Paul Michael Glaser. Aunque existe esta versión clásica, la de Edgar Wright es una nueva adaptación que actualiza la historia para el público contemporáneo, igual que ocurrió con otros filmes distópicos como 'Blade Runner'. Originalmente, en los años 80, ambas imaginaron sociedades futuristas ambientadas en el año 2019, un futuro que hoy ya forma parte de nuestro presente y que plantea una necesidad urgente de cuestionar cómo las realidades que una vez fueron ficción están cada vez más cerca de convertirse en nuestro presente. 'The Running Man' se inscribe, así, en la tendencia actual de revisar y actualizar visiones de futuro.
Y es que en un momento donde la tecnología, las desigualdades sociales y el control mediático están en la agenda pública, este tipo de películas aúnan entretenimiento y acción para reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos y hacia dónde nos dirigimos. Una vez más el cine como espejo deformado y cruel de nuestra realidad.

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