El Supremo rechaza acumular las condenas al preso más veterano de España

Madrid

José Manuel Espada, el Tarta, tiene 74 años y ha pasado más de media vida (45 años) entre rejas. Según admite él mismo ha cometido unos 200 atracos, fundamentalmente, furgones blindados y entidades bancarias. Siempre seguía el mismo modus operandi. Iba a cara descubierta, hacía la cola y cuando llegaba su turno sacaba la pistola y pedía el botín. Decía que no quería hacer daño a nadie.

Palo a palo ha acumulado 113 años de cárcel y su abogado ha intentado excarcelarlo por cumplir el límite máximo. De lo contrario, dice su recurso, "se viene a estatuir una suerte de pena a perpetuidad que, de mantenerse, comprometería los principios de proporcionalidad, rehabilitación y resocialización que deben inspirar el régimen de cumplimiento de las penas".

Sin embargo, el Tribunal Supremo no le ha dado la razón. Dice la sentencia que "pretende neutralizar lo que ha venido a denominarse, reiteradamente, como «patrimonio punitivo». Es decir, una suerte de privilegio que se ofrecería a la persona que sabedor de que las penas ya impuestas han cubierto el límite máximo de cumplimiento previsto en la norma podría cometer nuevos delitos sin consecuencia punitiva alguna".

No obstante, la sala admite que no caben "penas de prisión a perpetuidad" y que el interno puede dirigirse a la administración o al juez de vigilancia penitenciaria para buscar otras soluciones.