Francia, entre los presupuestos y el abismo
La Asamblea Nacional ha rechazado casi por unanimidad el presupuesto del Estado y enviará al Senado el texto original del Gobierno. Los equilibrios políticos y el calendario ajustado complican a Lecornu la aprobación de las cuentas públicas para 2026.

Sebastien Lecornu, Minister of the Armed Forces and Veterans, is seen during the questions to the government session at the National Assembly in Paris, France, on October 15, 2024. (Photo by Telmo Pinto/NurPhoto via Getty Images) / NurPhoto

París
El Gobierno de Sébastien Lecornu pende de un hilo desde que fue nombrado por el presidente francés, Emmanuel Macron, como una suerte de comodín para aportar estabilidad al país tras varios meses convulsos. Su misión es evitar a toda costa la repetición electoral, que conduciría presumiblemente a una victoria de la ultraderecha, y sacar adelante unas cuentas públicas para el año que viene. Su supervivencia depende de ello, porque a izquierda y a derecha la oposición está dispuesta a volver a las urnas, como volvieron a demostrar anoche. Los socialistas le han concedido algo de tiempo, pero no un cheque en blanco, y el reloj sigue corriendo.
Los diputados han rechazado casi por unanimidad (404 votos negativos contra 1 a favor y 84 abstenciones) el apartado de ingresos del Proyecto de Ley de Finanzas (PLF) en un voto tardío la noche de este viernes. Eso ha supuesto la denegación de todo el texto sin llegar a debatir la parte dedicada a los gastos, así que el PLF será enviado directamente al Senado para iniciar su examen la semana que viene y hasta el 12 de diciembre.
Nunca antes en la V República se había rechazado un presupuesto con tanta amplitud. Todos los grupos de izquierda y la ultraderecha votaron en contra, mientras que los del bando gubernamental se dividieron entre votos en contra y abstenciones y solo un diputado centrista de Liot, Harold Huwart, votó a favor.
Durante los primeros debates del PLF reservados a la parte recaudatoria, los parlamentarios habían logrado añadir con enmiendas impuestos a la fortuna improductiva y a las multinacionales, aunque no la 'tasa Zucman' a las grandes fortunas que defendía el Partido Socialista. Pocos y lentos avances en una cámara extremadamente fragmentada que finalmente han quedado en nada porque, como marca el procedimiento parlamentario, será el texto inicial presentado por Lecornu el que sea devuelto al Senado.
El presupuesto de la Seguridad Social avanza
Mientras tanto, se está debatiendo en paralelo el presupuesto de la seguridad social (PLFSS) en el que por la mínima los diputados acordaron incluir la suspensión, hasta las próximas elecciones presidenciales, de la reforma de las pensiones, tótem del macronismo y requisito indispensable para mantener a los socialistas en el barco de la no censura al Gobierno. Ha sido el logro más importante de la oposición y la clave sobre la que ha girado la política francesa desde su aprobación por decreto durante el Gobierno de Élizabeth Borne en 2023 con la cámara y la calle en contra.
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Para llegar a este punto, la Asamblea Nacional pasó las dos primeras semanas de noviembre debatiendo las enmiendas al Proyecto de Ley de Finanzas de la Seguridad Social. La parte relativa a los impuestos fue aprobada por la mínima. No ocurrió lo mismo con el texto sobre los gastos, donde se encuentra el artículo 45 bis que suspende la reforma de las pensiones de Macron. Los diputados no tuvieron tiempo de examinar los centenares de enmiendas que tenían sobre la mesa, así que el texto fue enviado al Senado sin voto. Eso sí, con una modificación para incluir la suspensión acordada y no partir de cero.
El presupuesto de la Seguridad Social está en manos de los senadores desde el 19 de noviembre y hasta el 25. El próximo miércoles inicia la comisión mixta paritaria, formada por siete diputados y siete senadores, que deberán ponerse de acuerdo en un texto final con el que estén conformes ambas cámaras. Un reto mayúsculo teniendo en cuenta que el Senado está dominado por una alianza entre el bloque centrista y Los Republicanos (la derecha tradicional francesa), que tienen intención de dar marcha atrás a varias de las cesiones que los partidos macronistas han hecho en la Asamblea Nacional por exigencia del Partido Socialista.
El texto final que salga de esa comisión se someterá al escrutinio del parlamento el 12 de diciembre. Y la misma suerte correrá el Proyecto de Ley de Finanzas, que será objeto de una comisión mixta paritaria el 13 de diciembre antes de someterse a un último voto en la Asamblea Nacional el 23 de diciembre. Aunque cabe la posibilidad de no llegar a tiempo para esas votaciones, o de que el voto de los diputados sea, de nuevo, negativo.
¿Qué pasa si no se aprueba el presupuesto a tiempo?
Sébastien Lecornu quería debate, devolver la responsabilidad a los diputados, por eso, y para contentar a la oposición, renunció a aprobar las leyes por decreto (con el uso del artículo 49.3 de la Constitución del que tanto se sirvieron sus antecesores macronistas gobernando en minoría parlamentaria). Ese compromiso es lo único que ha mantenido con vida el segundo Gobierno de Lecornu y el quinto que encadena el país desde las elecciones legislativas anticipadas de 2024 que sumieron a Francia en una crisis política sin precedentes. Pero el Gobierno se juega la supervivencia en cada paso, haciendo equilibrios en una Asamblea Nacional sin mayorías y dividida en tres grandes bloques: izquierda, centroderecha y ultraderecha. Necesita reducir el déficit y al mismo tiempo no enfadar a los socialistas con más impuestos a las clases medias y trabajadoras.
Si termina el año y sigue en un callejón sin salida, el Gobierno tendrá que recurrir a las ordenanzas o a una ley especial para mantener el funcionamiento del Estado. Esta última opción es la preferida por el Ejecutivo, según dijo el pasado jueves el ministro de Relaciones con el Parlamento Laurent Panifous, porque las ordenanzas serían recibidas por la oposición como una aprobación por la fuerza de Sébastien Lecornu.
La ley especial sirve para prorrogar sin cambios los presupuestos de 2025, fundamentalmente para autorizar la recaudación de impuestos. Esto no impide que los debates presupuestarios continúen a partir de principios de 2026 en el marco de un presupuesto rectificativo. Es la misma situación que se dio el pasado diciembre, cuando el parlamento censuró el Gobierno de Michel Barnier antes de poder sacar adelante las cuentas públicas para el año siguiente. Con unos plazos tan ajustados para sacar adelante las cuentas públicas, Francia se encamina de nuevo a la misma situación.

Lucía Riera
Corresponsal en París. Periodista especializada en información internacional y de derechos humanos....




