Manuel Jabois: "A las tres de la mañana un paquete olvidado tiene la misma importancia trágica que una sentencia de muerte"

Madrid

"Isador e Ida Straus eran una pareja millonaria que viajaba en primera clase del Titanic. Se les ofreció utilizar un bote salvavidas como a tantos viajeros de primera clase, y por razón de edad y de posición. A Ida, su mujer, y a él para que la acompañase. Isador se negó, dijo, mientras quedasen mujeres y niños abajo en el barco. Y su mujer dijo que ella sin su marido no se iría a ninguna parte. Se le atribuyen estas palabras: “No quiero separarme de mi esposo. Hemos vivido juntos muchos años. Donde él vaya, yo iré”. Él se iba a la muerte, claro. Los dos se echaron en una tumbona a esperar el final. James Camerón, en la película, los retrata así con la música de la orquesta del Titanic de fondo. Hay muchas maneras de morir, casi tantas maneras como de vivir. Morir con esa dignidad no tiene precio. Ni los dos millones que costó el reloj ni 200. El cuerpo de Ida no apareció nunca. El reloj está parado a las 2.20 de la madrugada. Scott Fitzgerald escribió una vez que en la noche oscura del alma son siempre las tres de la madrugada. Porque a las tres de la mañana un paquete olvidado tiene la misma importancia trágica que una sentencia de muerte. Ojalá ese reloj lo haya comprado un millonario con una dignidad y un valor parecido al de Isador, y que la hora no se mueva, que nos recuerde."