La sucesión de casualidades que evitó que Ricardo Moya acabara en la cárcel: "Me sentí utilizado por una persona en la que confié"

Ricardo Moya, creador del podcast El sentido de la birra, llevó a La cena de los idiotés uno de los dilemas más extremos: ¿qué harías si descubres que alguien en quien confías te ha utilizado para transportar droga sin que lo supieras?

El planteamiento arrancó como una historia de mochilero por el Caribe, con la filosofía del viajero: dormir donde se pudiera, trabajar en pequeños bolos para costearse el camino y dejarse llevar por la improvisación. En una de esas paradas, el protagonista conoce a un grupo de artesanos y circenses con los que entabla amistad. Entre ellos, Felipe, quien le ofrece alojamiento y, más tarde, lo que parece un favor inocente: prestarle su furgoneta para llegar a una fiesta en mitad del bosque. "Me dijo: ‘Así me pagas lo que me debes y llegas a la fiesta’. Todo sonaba perfecto", relató Moya.

En el camino, la policía lo detiene. Nervioso y con prisa, recurre a lo que ha visto hacer a otros viajeros: sobornar al agente. "Le di dinero y me dejó continuar. Pensé que había pasado lo peor", explicó. Pero lo peor estaba por llegar. Al llegar al lugar, la escena es surrealista: la gente corre hacia la furgoneta como si esperara un tesoro. Cuando abren las puertas, comienzan a sacar bolsas repletas de pastillas, cocaína y marihuana. "En ese momento me imaginé en una cárcel durante años. Me quedé helado", contó.

Felipe aparece sonriente para dar la explicación: "Si te lo decía, te ibas a poner nervioso y no ibas a pasar. Como eres turista, nadie iba a sospechar". La traición es doble: no solo ha sido engañado, sino que ha transportado droga sin saberlo. "Me sentí utilizado por alguien en quien confiaba", insistió.

Ahí surge el dilema que Moya lanzó a la mesa: ¿huir indignado o quedarse en la fiesta que, según le prometen, será "la más salvaje de su vida". "Pensé: ya he pasado lo terrible y lo increíble, ¿para qué vivir esto sin recompensa?", confesó entre risas. Y remató: "Fue una sucesión de casualidades que evitó que acabara en la cárcel. Si aquel policía no acepta el dinero, mi vida habría sido otra".