"La Navidad se nos está yendo de las manos": la advertencia de dos expertas en infancia y bienestar digital
Especialistas advierten en 'La Ventana' el aumento del consumismo, la presión sobre las familias y la sobre estimulación de los menores durante estas fechas

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Madrid
Para Diana Oliver, periodista especializada en maternidad e infancia y autora de Maternidades precarias, la Navidad "se adelanta cada año un poco más" y ha dejado de ser una percepción social. Explica que la temporada festiva "se entiende ahora desde finales de octubre o principios de noviembre" porque, al final, "el mercado manda y marca los tiempos: cuanto antes empieza, antes se activa el consumo".
Con la llegada de niños al hogar, la vivencia cambia por completo. La periodista subraya que, para las familias, la Navidad se convierte en "una temporada larga llena de rituales" que los menores viven con intensidad, aunque -precisa- esto implica para los adultos "una carga organizativa gigante que antes no existía". Decorar, planificar actividades, preparar cartas, coordinar encuentros familiares y gestionar la conciliación son tareas que, dice, "asumimos en gran parte las madres".
Nuevos rituales: del elfo al calendario de Adviento
La campaña navideña incorpora en los últimos años rituales domésticos impensables hace una década. La periodista recuerda que antes "se ponía el árbol y, como mucho, el Belén", mientras que ahora se suman elementos como el calendario de Adviento, el "elfo que se mueve por la casa", las galletas decoradas o los pijamas familiares para sesiones fotográficas. "Se han convertido casi en obligaciones sociales que requieren tiempo y dinero", sostiene.
En su columna de hoy en El País, analiza cómo el calendario de Adviento ha pasado de ser un recurso religioso del protestantismo alemán a "una criatura consumista llena de cajitas y sorpresas diarias". Considera que puede resultar ilusionante para los niños, pero también implica "un gasto y un esfuerzo" para las familias, que a menudo sienten que si no participan "están fallando".
Presión, culpa y comparaciones
Alejandra Melús, experta en Inteligencia Emocional y especialista en Atención Temprana, coincide en que "se nos está yendo de las manos". Afirma que muchos padres adornan la infancia "con consumismo y un millón de actividades" por las que se sienten culpables si no las cumplen. "La Navidad ya es motivadora de por sí, no necesita más adorno", sostiene.
Melús señala que en redes sociales proliferan modelos de celebración imposibles: "Hace 5 o 6 años no necesitábamos un calendario de Adviento ni existían los elfos. De repente es un evento estresante, con disfraces y expectativas que recaen, sobre todo, en las madres". Asegura que la presión social entre familias es intensa y anima a preguntar a los propios niños qué les hace felices: "Seguramente digan que pasar la tarde juntos. Ese sería el planazo".
La experta alerta de que esta saturación también provoca efectos contrarios: irritabilidad, sobre estimulación y frustración. "A veces lo que necesitan es quedarse en casa sin más", apunta.
El primer móvil, una carta con trampa
Estas fechas también son clave para otro hito: la llegada del primer teléfono móvil. Según el informe Infancia, Adolescencia y Bienestar Digital, presentado en noviembre por el Ministerio para la Transformación Digital, el 51,6% de los alumnos de 5º y 6º de Primaria ya tiene móvil; la cifra asciende al 82,8% en 1º de ESO.
Antonio Rial, doctor en Psicología Social por la Universidad de Santiago de Compostela (USC) e investigador en adolescencia y adicciones sin sustancia, advierte de que "los datos lo evidencian de forma irrefutable" y que la idea de que regalar un móvil sea un "ritual inevitable" es "una falacia que debemos desmontar". Asegura que la mayoría de los menores "tiene redes sociales y teléfono antes de los 16, a pesar de las recomendaciones europeas".
Redes sociales y salud mental
Preguntado por la influencia del entorno digital, Rial es contundente: "No hay nada que iguale el poder de las redes sociales para influir en el comportamiento humano, y especialmente en un adolescente". Critica la "pasividad" con la que se aceptan estos riesgos y alerta de que la salud mental juvenil "está en peligro" por la exposición constante a la comparación y por los problemas de sueño y hábitos que generan.
Señala que se trata de "un enorme problema de salud pública" y que las familias necesitan apoyo: "Debemos proteger a nuestros hijos y velar por una buena educación. No todo puede recaer en los padres".
Un reto educativo y regulatorio
De cara a la prevención, Rial propone reforzar el sistema educativo con charlas de profesionales, y pide que la industria tecnológica asuma responsabilidad social. "El marketing es la herramienta más potente para arreglar el mundo", afirma, y reclama coherencia para que los menores "puedan beneficiarse de la tecnología sin exponerse a sus riesgos".
Tanto él como las expertas en infancia coinciden en la necesidad de rebajar la presión y recuperar la esencia de estas fechas: tiempo compartido, calma y límites razonables al consumo.




