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Macacos siguiendo el ritmo de 'Everybody' de los Backstreet Boys prueban que su cerebro se parece más al nuestro de lo que creíamos

Un curioso experimento de un equipo mexicano prueba que comparten la capacidad de isocronía con nosotros y apunta a que "el sentido del ritmo proviene de ancestros comunes previos al homo sapiens"

Una imagen de archivo de un macaco junto a su madre. / Martin Harvey

Una imagen de archivo de un macaco junto a su madre.

Madrid

Cuando suena la famosa canción de los Backstreet Boys es difícil no engancharse a su ritmo, dar palmas e, incluso, bailar.

Y aunque, probablemente, este efecto se note más en los que fuimos jóvenes en los años 90 (la canción se estrenó en el 1997) es un efecto "universal" en todos los seres humanos.

La "isocronía" es una de las características de nuestro cerebro. En neurociencia, se refiere a "la percepción y producción de pulsos rítmicos regulares por parte del cerebro". Es decir, la capacidad que tiene nuestro órgano de detectar, anticipar y sincronizarse con intervalos de tiempo iguales, con ritmos. Los humanos tenemos isocronía y, a veces, pero no de forma generalizada, la tienen algunas especies de pájaros, como los loros.

Gracias al experimento que han hecho Rajendran, Merchant, Prado y Marquez en la Universidad Nacional Autónoma de México ahora sabemos que también está en el cerebro de los macacos, primates como nosotros pero en otra rama de la evolución, que pueden "sincronizar sus movimientos con música real".

Hasta ahora era un dogma de la neurociencia que solo los animales con aprendizaje vocal complejo podían hacerlo. Pero los macacos pueden y este hallazgo nos pone sobre la pista de algo importante: las raíces evolutivas del sentido del ritmo en nuestro cerebro podrían ser mucho más profundas de lo que se pensaba y estar ya en un ancestro común entre primates.

El experimento

Vani Rajendran y sus colegas quisieron comprobar si la habilidad que se había observado en macacos para seguir el ritmo de un metrónomo (en un experimento anterior) podía extenderse a música real, con toda su complejidad acústica.

En su nuevo trabajo, dos macacos (previamente entrenados con un) escucharon una y otra vez tres canciones seleccionadas los investigadores. Entre ellas, se encontraba la icónica Everybody (Backstreet's Back) interpretada por el grupo de los noventa Backstreet Boys. Después de muchos intentos, cuando los animales golpeaban al ritmo de la canción, eran recompensados con comida.

Al poco tiempo, los dos primates desarrollaron "patrones de golpeteo consistentes para las tres piezas musicales". Además, cuando los investigadores modificaron el tempo (la velocidad) de las canciones, los macacos ajustaron también la fase de sus golpes, lo que demuestra que sus cerebros se habían sincronizado con la estructura musical y no estaban simplemente respondiendo a estímulos externos. A posteriorir, el comportamiento persistió incluso cuando escucharon una canción que no conocían y cuando dejaron de recibir recompensas. Habían aprendido a seguir el ritmo.

Los autores sostienen que estos resultados indican que, "aunque los macacos no experimentan la música como los humanos y requieren un entrenamiento considerable, perdiben el ritmo". Su tesis es que la percepción del ritmo no nació con los sapiens sino que "podría estar distribuida a lo largo de un continuo evolutivo más amplio, y no limitada únicamente a especies con aprendizaje vocal como nosotros".

Javier Ruiz Martínez

Javier Ruiz Martínez

Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...

 

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