Los escándalos de corrupción les salen baratos a las empresas: la falta de sanciones limita su castigo a las reacciones en bolsa

Madrid

En todos los casos de corrupción de este siglo aparecen señaladas empresas que han participado en el pago de comisiones o mordidas a cambio de adjudicaciones, contratos o favores. Muchas de estas compañías —no todas— son constructoras. Los nombres de FCC, Acciona, OHL, ACS o Sacyr se leen en los sumarios de la operación Púnica, Lezo, Gürtel y ahora también en el caso Koldo. Pero esta vinculación no suele afectar demasiado a su negocio.

"Da la impresión de que a las empresas les sale barata la corrupción", reflexiona Joan Fontrodona, director del departamento de Ética Empresarial del IESE y titular de la Cátedra CaixaBank de Sostenibilidad e Impacto Social. "En la bolsa hay un cierto impacto cuando aparece la noticia, pero rápidamente se recuperan los valores anteriores. Y, además, los consumidores olvidamos rápido", añade.

Lo cierto es que, en el caso de Acciona —empresa que ha despedido a tres exdirectivos señalados por la Guardia Civil en el caso Koldo—, sus acciones llegaron a caer hasta un 10% cuando se difundió el último informe de la UCO. Pero al final de esa sesión la caída se redujo al 7%, un nivel muy similar al que registraba justo antes de conocerse el detalle de la investigación. Y lo mismo les ocurrió a otras empresas cuando su nombre se vinculó a alguno de los grandes escándalos de corrupción de este siglo.

“Puede haber incertidumbre inicial por parte de los inversores", apuntan varios analistas de bolsa. Fontrodona incluso señala que la opinión pública está acostumbrada a ver estos vínculos y les quita importancia. De manera que, pasado el golpe inicial, las compañías consiguen mantener su negocio a salvo, y más si reaccionan rápidamente apartando a los directivos señalados.

En este sentido, los expertos sí señalan que el mayor castigo para estas compañías serían grandes sanciones económicas que incluyan la prohibición de seguir contratando o de participar en concursos públicos: "Las sanciones severas y las limitaciones para operar en ciertos mercados podrían ser un factor disuasorio", indica Fontrodona.

Sí hay, en la reciente historia mundial, algunos escándalos que han acabado con la desaparición de las compañías afectadas: es el caso de Enron, la petrolera que, tras ser acusada de pagos de sobornos a políticos, terminó en bancarrota al demostrarse que llevaba años maquillando su contabilidad. También la constructora Odebrecht, investigada en casi una decena de países latinoamericanos por comprar a políticos, ha terminado reconvirtiéndose y cambiando de nombre para superar el escándalo.