Salomé Pradas lo sabía

Madrid

La Generalitat valenciana lo sabía. Había sido advertida. Y ella misma lanzó alertas… aunque de manera inapropiada y que resultó inútil. Salomé Pradas, la consejera autonómica de Emergencias cuando la dana del 29 de octubre de 2024, destituida por el entonces presidente Carlos Mazón, negó, negó y negó. Fue anoche. En entrevista con el periodista Gonzo, de la Sexta, dijo no haber tenido información previa sobre el desastre en el barranco del Poyo, y lo atribuyó a un apagón informativo por parte de los organismos meteorológicos e hidráulicos estatales. Anoten cuidadosamente en la memoria, o rebobinen luego:

Salomé Pradas especificó ayer, literalmente: “No se tuvo la información del barranco del Poyo en toda la tarde”, del día de la catástrofe. Y volvió a insistir, letra por letra: “Lo que jamás voy a superar es no haber tenido la información del barranco del Poyo. Son muchas familias destrozadas”.

Pero estas declaraciones no cuadran con el hecho de que la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, le ofreció la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias a las 12:23 horas, y Salomé Pradas la rechazó. Tuvo que insistir otras dos veces.

Tampoco encaja con los vídeos aportados a la juez de Catarroja, que fueron grabados en la mañana fatídica. Un empleado del servicio telefónico de emergencias 112 le habló de “todo el tema de los barrancos”, y ella contestó literalmente: ”Eso es lo que nos está preocupando más”. A renglón seguido el empleado otro le indicó varios puntos de peligro extremo, y ella remató: “El barranco del Poyo, sí, sí”.

Y desde luego es lo contrario de un tuit que hoy publicaba TVE. Quizá Pradas no lo recordaba anoche, pero es de recordar. Porque lo firmó ella misma. Alertada así a la población: “Pedimos mucha precaución a los vecinos de los municipios por donde discurren el río Magro y el barranco del Poyo. Hemos decretado la emergencia hidrológica en esas zonas. Sigan los consejos de los servicios de emergencias, no crucen los cauces ni se acerquen a las laderas”. Lo firmó y envió a las 2:20 minutos pm, o sea, post morning, o sea, después de la mañana, entrada ya la tarde. A las 14 horas y 20 minutos. Sólo cabe añadir que si eso mismo lo hubiera interiorizado. Si se hubiera creído a sí misma, o la hubiese creído Carlos Mazón. Si lo hubiera distribuido a los telefónos móviles con carácter universal, y no seis horas después, no habría habido dos centenares de muertos.