Sin acuerdos ni Presupuestos

Madrid

Tanto la estrategia del Partido Popular de convocar continuas manifestaciones en la calle como la del Gobierno de resistir impasible, con la esperanza de que esa movilización termine beneficiando en unas elecciones generales a Vox y no al propio PP, son dos estrategias profundamente contrarias a la institucionalidad democrática y muy destinadas a provocar la mayor polarización posible del electorado.

La obligación institucional del principal partido de la oposición sería lograr un acuerdo parlamentario con otras fuerzas que le permita presentar una moción de censura con posibilidades de ganarla. Todo lo que sea renunciar a presentar esa moción de censura es el reconocimiento de un fracaso en esa negociación, bien sea con Junts o con el PNV.

Alberto Núñez Feijoo tiene que encontrar la manera de llegar a esos acuerdos políticos para pedir al Congreso que se acabe de una vez con esta situación de crispación y falta de debate político y terminar con la continua movilización callejera que promueve ahora y que al final puede beneficiar sobre todo al voto de Vox. Y el Gobierno tiene que aceptar que la Constitución impide estar tantos años sin aprobar unos nuevos presupuestos generales del estado.

Si no es capaz de conseguirlo, la propia Constitución marca el camino a seguir.