Un cuadro de Rubens desaparecido durante más de cuatro siglos se vende por 2,9 millones de euros en una subasta
La obra 'Cristo en la cruz' fue encontrado en un hotel particular en París
Rubens
Una pintura perdida desde hace más de cuatro siglos del maestro flamenco Peter Paul Rubens se ha vendido este domingo en una subasta en Versalles, cerca de París, por casi tres millones de euros, muy por encima de su precio estimado. La obra Cristo en la cruz —que representa a Jesucristo clavado en la cruz con una vista del Calvario y de la ciudad amurallada de Jerusalén al fondo—, fue pintada en 1613 y descubierta por el subastador Jean-Pierre Osenat en una mansión de París el año pasado.
La casa de subastas encontró el lienzo durante el inventario y puesta a punto de un hotel particular de la capital. Estimado entre uno y dos millones de euros, se ha sido vendido por un total de 2,94 millones de euros (3,41 millones de dólares) tras incluir las tasas, entre ellas la prima del comprador.
Osenat aseguró a principios de este año que la pieza era "una obra maestra" pintada por Rubens cuando el maestro flamenco del siglo XVII estaba "en el apogeo de su talento". La casa de subastas explicó en su material promocional que se sabía muy poco del cuadro: solo que un contemporáneo de Rubens realizó un grabado basado en él. Historiadores posteriores describieron ese grabado y, a pesar de no haber visto nunca la pintura, catalogaron su existencia.
"Algo que Rubens solo pintó una vez"
Cristo en la cruz fue comprado por el pintor francés William-Adolphe Bouguereau (1825-1905) y pasó de generación en generación en su familia. El cuadro fue autenticado por el historiador del arte alemán Nils Büttner, conocido por su investigación sobre el maestro del barroco flamenco, según Osenat.
Büttner dijo antes de la subasta que Rubens pintó crucifixiones con frecuencia, pero rara vez representó "a Cristo crucificado como un cuerpo muerto en la cruz". "Esta es la única pintura que muestra sangre y agua saliendo de la herida lateral de Cristo, y es algo que Rubens solo pintó una vez."
Osenat afirmó que su procedencia se certificó mediante métodos como la radiografía y el análisis de pigmentos. "Es el inicio mismo de la pintura barroca, representando a un Cristo crucificado, aislado, luminoso y destacando vívidamente contra un cielo oscuro y amenazante", añadió.
Rubens produjo numerosas obras para la Iglesia, pero se sospecha que esta pintura, de 105,5 por 72,5 centímetros, probablemente fue creada para un coleccionista privado.
