Luis García Montero reclama el poder de la palabra: "Necesitamos una política que devuelva la ilusión a palabras como igualdad y fraternidad"

Buenos días Àngels, buenos días a todos. Dice Gonzalo Celorio, escritor mexicano que acaba de recibir el Premio Cervantes, que la palabra más notable de nuestra lengua es la palabra "palabra". Estoy en la Feria del Libro de Guadalajara, dedicada este año a Barcelona, oigo diálogos de mucho interés, se presenta el anuario del español 2025 que publica el Instituto Cervantes, participo en un acto organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México sobre la necesidad de observar los rumbos de nuestra lengua, y vuelvo al hotel, leo las noticias, siento que el futuro de la democracia se juega ahora en dos palabras: libertad e ilusión.

La palabra libertad nació para defender el derecho a la conciencia individual y el respeto a cada persona en una sociedad capaz de sentir una ilusión colectiva. En el panorama internacional y en las crispaciones nacionales, se ha impuesto el uso de la palabra libertad como la ley del más fuerte, sin que los derechos quieran sentarse a hablar con los deberes.

Así estamos convocados a la prepotencia de los poderosos y las concentraciones que invocan la rabia y el egoísmo. Por eso, la tarea de la democracia tiene mucho que ver con la palabra ilusión. Necesitamos una política que devuelva la ilusión a palabras como igualdad y fraternidad, solidaridad y convivencia. En las personas del verbo, el yo se engaña a sí mismo al separarse de la palabra nosotros. Los repite el profesor Daniel Innerarity al hablar sobre la inteligencia artificial y las complejidades de la democracia. Necesitamos una libertad que se ilusione con las realidades de la convivencia y no con los vocabularios del egoísmo.