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Noelia Ramírez: "El duelo y la muerte también es una cuestión de clase"

La periodista y redactora de 'El País' presenta su nuevo ensayo 'Nadie me esperaba aquí. Apuntes sobre el desclasamiento', un retrato de la clase y sus implicaciones

Entrevista Noelia Ramírez

Entrevista Noelia Ramírez

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"Casi catalana. Casi charnega. Casi pija. Casi choni. Casi víctima. Casi vengadora. Casi madre. Casi escritora". Así se define la periodista y escritora Noelia Ramírez en uno de los ensayos más esclarecedores que se han publicado en España sobre la clase social. Nadie me esperaba aquí. Apuntes sobre el desclasamiento, es un pequeño tratado de algo menos de 200 páginas, publicado por Anagrama, que condensa muchos debates y temas relacionados con la identidad de clase, con la cuestión de género y con el modo de vivir en la sociedad de hoy.

La escritora y compañera de El País escribe desde ese lugar que habita, los limbos, las zonas de frontera, poco definidas, los no lugares. Zonas en las que ha habitado desde pequeña, desde su barrio, con su familia compuesta por su hermana y sus padres, trabajadores que emigraron desde Ciudad Real a las afueras de Barcelona. O como esa universidad privada que le descubrió que ella, efectivamente, pertenecía a otro lugar. “Cuando llegué a la universidad yo me creía clase media. Entonces me di cuenta de que no, cuando empecé a ver las casas de la gente con la que estudiaba, su nivel de capital cultural", cuenta en el libro y en esta entrevista en la SER.

Leyendo el ensayo es inevitable pensar en Margaret Thatcher y cómo logró que desde su gobierno hasta hoy, muchas generaciones hayamos comprado el discurso de la inexistencia de las clases o de que todos somos clase media. El desclasamiento al que alude la autora. “Para mí es como perder la conciencia de clase. Digamos que es un viaje en el que pierdes un poco, te haces una amnesia autoinfligida. Hay de olvidarte de dónde vienes y de quién eres para intentar asimilar a otra clase social”, explica Ramírez que nos lleva, de manera fluida, interesante y combativo por un repaso autobiográfico de ese viaje de ida y vuelta por la clase y el desclasamiento.

Un viaje en el que aparecen dos sentimientos con mucha potencia: la vergüenza y el orgullo. "La vergüenza nace un poco la resistencia. Esos episodios, que son esas pequeñas epifanías de clase, son episodios vergonzosos en los que tú te avergüenzas un poco, de no saber algo, o de tus orígenes". Confiesa que la primera vez que ella sintió vergüenza de sus orígenes, fue cuando su padre dijo "dientista" delante de todos sus compañeros de clase. "Se me quedó grabado ese momento", confesaba Ramírez. Estuvo mucho tiempo corrigiendo a sus padres y recuerda que toda la clase se rio del comentario a pesar de ser también hijos de migrantes. "Ahora siento vergüenza de mi vergüenza", continuaba. Lo mismo cuando miraba para otro lado ante la forma de hablar en voz alta de su madre y sus tías. "¡Cómo fui tan tonta de pensar que aquello era una cosa vergonzosa!" Por eso, insiste en la idea de un viaje que nunca se acaba y por el que va a encontrando a gente que también ha escondido su identidad de clase o que no era consciente de ella. "Lo bonito es hablarlo con más gente, porque una vez que abres esta vía y dices oye, a mí me ha pasado esto, otra persona dice a mí también".

La autora evita idealizar todo, simplemente alertar de esa diferencia de origen que en el mundo de la cultura, la comunicación se nota especialmente. Habla de mimetizarse en esa nueva cultura, en esa nueva clase social, cambiando incluso de gustos, escuchando Los Planetas, leyendo a Henry James, que eran los gustos de los chicos de su generación, porque junto a la clase, el género también aparece. "He hecho un trabajo de leer a mujeres y me han fascinado. Eso ya forma parte de mí, no lo puedo separar a la hora de escribir. Me sale así".

Durante el proceso de escritura del ensayo,su madre fue diagnosticada con un cáncer cerebral. Tristemente, falleció cuatro meses después del diagnóstico. "Te das cuenta de la soledad de la muerte", contaba Ramírez. Escribir sobre esta situación, ayudo a la autora a ordenar el duelo y a inmortalizar a su madre en las páginas de su ensayo. "Durante ese tiempo no pude escribir nada y hasta unos meses después tampoco pude sentarme a escribir, porque es que ni se me pasaba por la cabeza. El libro estaba ahí como una losa. Pero me he dado cuenta de que escribir sobre el duelo me ayudó a ordenar muchas cosas", e insiste en que la clase también está en cómo morimos. "La muerte es una cuestión de clase. Todos vamos a morir, todos vamos a pasar por lo mismo, pero no nos vamos a morir igual, ni nos vamos a poder morir en los mismos términos, ni con las mismas facilidades, especialmente cuando implica cuidar de otra persona, sostener a otra persona y estar allí".

De hecho, es muy significativo, y pocas veces ocurre, que se relate cómo ha sido el proceso material de escribir el libro. "La gente no lo cuenta, como si escribir fuese una cosa también que aviva el mundo de las ideas", nos dice. "Si trabajo y hago el podcast, no puedo tener tiempo para escribir". La clase también influye en esto, en quien tiene el espacio y el tiempo para dedicarse a escribir. El testimonio de Noelia Ramírez demuestra que Thatcher mentía y que queremos las voces de la periferia en el centro del discurso cultural, sin disfraces.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 

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