El otro Feijoo
Si alguno de los asistentes a la conferencia del presidente del PP hace unos días en la sede de la patronal catalana hubiera sido lector de Augusto Monterroso (sí, el del dinosaurio), probablemente le habría venido a la cabeza ese otro Feijoo -sin tilde-
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo / Alejandro Garcia (EFE)
Madrid
Si alguno de los asistentes a la conferencia del presidente del PP hace unos días en la sede de la patronal catalana hubiera sido lector de Augusto Monterroso (sí, el del dinosaurio), probablemente le habría venido a la cabeza ese otro Feijoo -sin tilde- del que habló el escritor centroamericano.
Se trata de uno de los personajes del relato “Obras completas”. Este Feijoo, joven poeta e inseguro estudiante de letras, tenía una compleja relación con su mentor académico, el profesor Fombona, cuya opinión le dominaba y oprimía al mismo tiempo. Cuando por fin logró una felicitación de su maestro, el temor a una censura futura paralizó sus iniciativas para siempre y a partir de ahí ya no pudo hacer más que los cada vez más exigentes trabajos que le iba marcando el profesor. “Pertenecía a esa clase de personas a quienes los elogios hacen daño”, escribió Monterroso, galardonado con el premio Príncipe de Asturias en el año 2000.
En el auditorio de Foment del Treball en la Vía Laietana en el que Alberto Núñez Feijóo -con tilde, para disgusto de la RAE- pidió a los empresarios catalanes que convencieran a Junts para que apoye una moción de censura a Pedro Sánchez, tuvo que haber más de uno que pensara que aquel era otro Feijóo. Uno muy distinto al que, una década antes, siendo presidente de la Xunta de Galicia, le gustaba participar en los encuentros del Cercle d’Economia y mostrar complicidad con las aspiraciones nacionalistas, hablando de nacionalidades históricas, de pueblos sin estado, del orgullo de tener lenguas propias forjadas durante generaciones, de una historia diferenciada… ¿Cómo no pensar que el Feijóo de 2025 es otro, uno al que algún poderoso mentor le ha alterado su vocación y cambiado el discurso?
Los analistas le han dado vueltas al sentido de esta última comparecencia. El Feijóo de 2016 -e incluso el de 2022, durante esos pocos días en que compatibilizó la presidencia gallega con la de Génova tras la shakesperiana defenestración de Pablo Casado, elocuente presagio de lo que estaba por venir- sabía que era imposible lograr los votos de Junts tras haber librado una guerra sin cuartel contra la amnistía, el uso del catalán en Europa y la financiación singular para Cataluña. Y al Feijóo de hoy tuvo que producirle una buena urticaria interior implorar el apoyo de Puigdemont. Incluso la suposición de que a los empresarios de Foment les tentaría la promesa de rebajarles impuestos quedaba descafeinada en un momento en que el Ibex estaba subiendo más del 40 % en lo que va de año y España se consolida como la gran economía europea con mayor crecimiento.
Era una misión imposible y un mal trago para Feijóo, fiado a la incierta expectativa de que ese paso dejaría la puerta abierta a un futuro entendimiento con la derecha nacionalista catalana tras las elecciones generales (con el permiso de Vox, si es que eso es imaginable).
Más allá de tácticas y resbaladizos cálculos electorales, esta última visita del líder del PP a Barcelona revive la sensación de que es una gran pérdida para la estabilidad política española que Feijóo haya dejado de sintonizar con el nacionalismo vasco y catalán como hacía desde Galicia. No deja de ser uno de los signos de la confusión de estos tiempos el que la derecha se autoproclame constitucionalista -se entiende que para dejar claro que los demás no lo son- precisamente cuando más se aleja del espíritu del pacto territorial que fue la clave de bóveda de la Constitución de 1978.
Del registro de sus discursos e intervenciones, cabe pensar que Feijóo tenía ideas claras al respecto cuando viajó de Santiago hasta Madrid, pero allí, como hizo con su pupilo el profesor Fombona en el cuento de Monterroso, la mesa camilla del gran poder conservador de la capital le ha hecho cambiar de planes. Ahora ya sabe lo que vale un peine y que nunca más podrá volver a decir, a propósito de Cataluña, aquello de que “el verdadero dilema está entre los que se quieren instalar permanentemente en el conflicto y los que queremos superarlo”.
José Carlos Arnal Losilla
Periodista y escritor. Autor de “Ciudad abierta,...Periodista y escritor. Autor de “Ciudad abierta, ciudad digital” (Ed. Catarata, 2021). Ha trabajado en medios como Heraldo de Aragón, El Día de Aragón, Andalán y Diario 16. Fue director del Parque Científico Tecnológico Aula Dei, impulsor del Centro Etopia y asesor del alcalde de Zaragoza Juan Alberto Belloch y de la ministra Pilar Alegría.