La parrilla de la Fórmula 1 ya está completa para la próxima temporada: Verstappen tiene nuevo compañero
Ya se conocen todos los pilotos que conformarán las escuderías del próximo curso. Hadjar estará en Red Bull y Lindblad en Racing Bulls
La parrilla de 2026 empieza a tomar forma como un puzle que, por fin, encaja todas sus piezas. La confirmación de Isack Hadjar como escudero de Max Verstappen y la promoción de Arvid Lindblad -el joven talento británico que acompañará a Liam Lawson en RB- cierran definitivamente el listado de pilotos para la próxima temporada. Apenas hay una cara realmente nueva: el chaval de Campos Racing que asciende desde la F2. Mientras tanto, el campeón del certamen, Andrea Fornaroli, deberá armarse de paciencia y aguardar a que McLaren le abra una puerta. Así funciona este negocio: a veces el brillo no basta para encontrar hueco.
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Lindblad, sexto en la clasificación de Fórmula 2 y a una eternidad -noventa puntos- del ya coronado Fornaroli, parecía tener el camino marcado desde hace meses. Su arranque de curso fue tan explosivo que le tramitaron la Superlicencia casi sin pestañear y Red Bull lo subió a varios test sin dudarlo. Pero el verano le pasó factura: los resultados se diluyeron y aquella candidatura, tan sólida al principio, terminó llegando con un leve desgaste. Aun así, la decisión estaba tomada mucho antes de cualquier sobresalto.
Con solo veintidós asientos disponibles, la élite es un club cerrado. En apenas dos temporadas han aparecido más debutantes que en todo un lustro: Lawson, Colapinto, Bearman, Doohan, Bortoleto y el propio Hadjar forman una generación que ha irrumpido con una fuerza que no se veía desde hace décadas, sin ni siquiera contar la irrupción de Piastri en 2023.
A esta nueva hornada se sumará el retorno de dos viejos conocidos: Valtteri Bottas y Sergio Pérez recuperan un puesto de titular en el ambicioso proyecto de Cadillac F1. No será un año de grandes estrenos, pero sí de una expectación enorme. El foco se desplaza hacia las tripas de los coches: hacia la ingeniería, la aerodinámica y, sobre todo, el componente eléctrico, convertido en el verdadero campo de batalla de la Fórmula 1 moderna.
Aston Martin deposita su fe en un dream team de ingenieros y en su flamante fábrica para dar el salto definitivo. Ferrari, en cambio, afronta un cruce de caminos: o reacciona con un giro radical o corre el riesgo de adentrarse en la peor crisis de su historia.
Y en ese escenario convulso, quizá haya espacio para sorpresas inesperadas. Williams, con Carlos Sainz, o Audi, estrenando motor y chasis sobre la base del antiguo Sauber, podrían convertirse en los tapados que nadie vio venir.
