El dilema de Àngeles Caballero sobre el control parental en hijos con discapacidad que ha sorprendido a los idiotés: "Cambio de opinión cada 10 segundos"
¿Debe una madre permitir que su hija con discapacidad intelectual leve viva su primera relación sin intervenir, o protegerla ante el riesgo de desigualdad?
El dilema de Àngeles Caballero sobre el control parental en hijos con discapacidad que ha sorprendido a los idiotés: "Cambio de opinión cada 10 segundos"
En la última cena de Los idiotés en la Cadena SER, Àngeles Caballero lanzó un dilema que dejó la mesa en silencio y abrió un debate incómodo pero necesario: ¿hasta dónde debe llegar el control parental cuando se trata de hijos con discapacidad intelectual leve que alcanzan la mayoría de edad?
La situación, en apariencia sencilla, se complica cuando se añaden las capas emocionales y éticas que rodean la maternidad y la autonomía personal.
El planteamiento es el siguiente: una madre tiene una hija de 17 años con discapacidad intelectual leve. La joven lleva una vida adaptada, estudia en un instituto especializado y participa cada semana en actividades organizadas por una asociación, donde ha encontrado un grupo estable de amigos y voluntarios. Todo parece ir bien hasta que la madre percibe que su hija empieza a sentirse atraída por uno de esos voluntarios, un chico sin discapacidad, amable y comprometido.
Con el tiempo, la relación se consolida. Cuando la hija cumple 18 años, anuncia que quiere iniciar una relación formal con él. Poco después, la pareja comunica su intención de irse a vivir juntos. Y ahí surge el dilema: ¿debe la madre permitir que su hija siga adelante con esa decisión, asumiendo que puede equivocarse, o intervenir para frenar una relación que, por la diferencia de capacidades, podría derivar en una desigualdad difícil de gestionar?
Caballero lo resumió con crudeza: ‘Por muy bien que me caiga el chico, no sé si quiero que mi hija tenga ese tipo de relación. Me preocupa que, con el tiempo, se convierta en una relación de control’. Y añadió: ‘¿Qué hago? ¿Dejo que se equivoque y sea feliz o intento boicotearlo porque creo que no va a funcionar?’.
La periodista reconoció su propia contradicción: "Soy superprotectora, controladora y una cosa demasiado intensa para mi pobre gallinácea. Pero utilizar la discapacidad para infantilizar aún más me parece que no tiene pase". Y concluyó: "Igual que nos hemos equivocado nosotros con nuestras relaciones, ellos también tienen derecho a equivocarse".
El debate que siguió en la mesa fue intenso. el ex baloncestista Víctor Claver apuntó: "¿Qué mejor pareja que alguien que conoce las limitaciones de tu hija y puede cuidarla?". Otros participantes coincidieron en que la clave está en acompañar, no en prohibir: "El error siempre está presente en nuestras vidas, es la única manera de aprender", concluyó la cantante Sole Giménez.
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