El chavismo liquida a la oposición en la liga venezolana de fútbol

La vinculación de los regímenes totalitarios con el fútbol como extraordinaria herramienta de propaganda viene de lejos. Desde la Argentina de Videla a los esfuerzos actuales de blanquear su imagen mediante competiciones deportivas de países como Arabia o Catar, hay una larga lista de gobiernos poco transparentes vinculados a este deporte.

Y este fin de semana otro país se une a la lista: Venezuela. El equipo de la Universidad Central se ha convertido en campeón de la liga venezolana. Y no es un equipo cualquiera. Su dueña es la esposa del coronel Alexander Granko, jefe de la Contrainteligencia militar del régimen de Maduro, y el equipo ha pasado bajo su mandato de no ser relevante en el fútbol venezolano a ser campeón de liga y copa este año.

Granko ha sido sancionado por Estados Unidos y la Unión Europea y es sospechoso de haber violado los derechos humanos mediante la tortura de detenidos. El presidente del equipo es otro militar chavista. Y en el equipo juega un hijo del propio coronel Granko. Y entre todos han logrado el sospechoso milagro de subir al equipo a primera división después de 32 años y hacerlo poco después campeón de liga.

​La UCV no era campeona de la liga venezolana desde 1957, pero este año vuelve a obtener el título después de vencer al Carabobo. Y lo ha hecho además después de ser prácticamente el único club del país capaz de sostener los pagos a sus futbolistas o de entrenar sin cortes de electricidad.

Esta final ha tenido una lectura política clara en el país no solo ya por la victoria del equipo vinculado a Maduro, sino porque su rival es considerado en Venezuela como un equipo alejado de la línea oficialista. Su gestión privada y el hecho de que el régimen no lo haya utilizado como bandera propagandística de su región alejan a este club del chavismo oficial. Eso sí, nunca el club ni sus dirigentes han criticado abiertamente al régimen.

Símbolo polémico

La Universidad Central de Venezuela ha mantenido una relación cuando menos tensa con el chavismo, por lo que el régimen ha tenido un especial interés en hacerse con el equipo de fútbol y convertirlo en emblema político del gobierno de Maduro.

La esposa del coronel Granko se hizo con el control mayoritario de las acciones del club en 2023, y desde ese mismo momento el club comenzó a lucir en su indumentaria un escudo de un casco espartano que es exactamente el mismo que utiliza la Contrainteligencia militar venezolana.

Este año, la UCV protagonizó una polémica a nivel continental al querer utilizar ese logotipo en un partido contra el Corinthians brasileño en la Copa Libertadores. El escándalo desatado en el continente obligó al equipo venezolano a tapar la insignia vinculada con las torturas del régimen chavista.

También este mismo año 2025, varios aficionados del Deportivo Táchira, también considerado un club opositor al régimen, fueron detenidos por una supuesta agresión a un policía precisamente antes de un partido contra la UCV. Los aficionados del Deportivo Táchira acusaron a la policía oficialista de bloquear sus autobuses para impedir que pudieran acudir al partido y facilitar que hubiera disturbios.

Ahora, el equipo del chavismo podrá pasearse por el continente como campeón de Venezuela.