Carmen Montón, exministra de Sanidad: "La gestión de Ribera Salud en Alzira fue hostil, opaca y con sobrecoste"
La actual embajadora de España ante la OEA lideró, desde la Generalitat Valenciana, la primera reversión de la concesión privada de un hospital público

Carmen Montón, exministra de Sanidad: "La gestión de Ribera Salud en Alzira fue hostil, opaca y con sobrecoste"
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Madrid
Carmen Montón, la exministra que lideró en la Comunidad Valenciana la primera reversión a lo público de la concesión privada de un hospital, ha denunciado en la SER las graves consecuencias del modelo del PP.
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Montón (València, 49 años), embajadora observadora permanente de España ante la OEA, fue ministra de Sanidad y consellera de Salud Pública del gobierno del Botànic en la Comunidad Valenciana.
La política recuerda cómo fue, en 2018, el proceso de reversión a la sanidad pública del Hospital de Alzira, en València, que gestionaba la empresa Ribera Salud, la misma que se ha visto envuelta en el escándalo del Hospital de Torrejón, después de que se hicieran públicos unos audios de su CEO, Pablo Gallart, en los que daba instrucciones para hacer más rentable la gestión a costa de aumentar las listas de espera y rechazar a los pacientes más costosos.
¿Por qué decidió no prorrogar la concesión administrativa de la gestión del hospital de Alzira a la empresa Ribera Salud?
R. La razón principal se asienta en la defensa de la salud como un derecho y no como un negocio. Además, el proceso de reversión durante el gobierno progresista del Botànic fue un compromiso electoral que se llevó a cabo con rigor y seguridad jurídica. Otra de las razones fue la voluntad de fortalecer la sanidad pública con una mayor eficacia económica y social porque es una falsedad que las concesiones representen una mayor eficiencia. Se explica porque cuando entra una empresa privada en el ámbito de la salud como negocio, en esa tarta hay tres porciones: la calidad asistencial, los trabajadores y el beneficio empresarial. Cuando la gestión es directa desde lo público, la porción del beneficio empresarial se elimina. No se escapa del sistema y se puede invertir en mayor calidad para el paciente y en más derechos para los trabajadores. Por tanto, se fortalece la sanidad pública.

Vista de la entrada del Hospital de Torrejón de Ardoz gestionado por el grupo sanitario Ribera. / Rodrigo Jiménez

Vista de la entrada del Hospital de Torrejón de Ardoz gestionado por el grupo sanitario Ribera. / Rodrigo Jiménez
¿Cómo fue la gestión sanitaria de Ribera Salud en ese hospital durante casi 20 años? ¿Con qué se encontraron?
Ningún gobierno en España llegó tan lejos en la privatización de la sanidad como el de la Comunidad Valenciana. El 20% de la asistencia sanitaria se privatizó bajo el modelo de concesión sanitaria. El canon o cápita que la Generalitat debía pagar a Ribera Salud no dejó de crecer, lo que supuso un sobrecoste estructural del modelo de concesión. A esto se sumó la falta de transparencia, inestabilidad laboral, plantillas reducidas, selección de pacientes en función de la rentabilidad, recortes asistenciales y en farmacia, subcontrataciones con merma en la calidad asistencial o falta de innovación tecnológica. También deuda histórica de la empresa a las arcas públicas por falta de los cierres de ejercicio de las liquidaciones. Incluso sospechas de irregularidades. Sin olvidar la pérdida de planificación asistencial por parte de la Conselleria, entre otras cuestiones. Fue una gestión hostil, opaca y con sobrecoste. De hecho, lo primero que hice al llegar al cargo fue crear una dirección de Alta Inspección para el control del modelo Alzira.
En Madrid, el gobierno de Ayuso tuvo que rescatar financieramente al Hospital de Torrejón. ¿Ocurrió lo mismo en Valencia?
El modelo de privatización del PP en la Comunidad Valenciana comenzó en 1999. Y en 2003 ya tuvo que ser rescatado por la Generalitat. El gobierno del PP le entregó a Ribera Salud 25 millones de euros en concepto de lucro cesante, a pesar de que era una empresa que había acumulado pérdidas de 5 millones. Después la Generalitat del PP modificó el contrato al alza incrementando la ganancia para Ribera Salud en un 68%. Y se lo volvió a adjudicar. Este modelo de privatización del PP ha hecho mucho daño a la sanidad pública valenciana.
Usted se encontró con muchas dificultades para llevar adelante la reversión. ¿Tiene mucho poder Ribera Salud?
La empresa no facilitó una transición pacífica. No aportó información que se precisaba y no cesó las hostilidades jurídicas ni mediáticas. La empresa judicializó el proceso de reversión con unos 50 recursos. Ribera Salud no quiso abandonar la salud como negocio y para tal fin no le importaron los medios con empresas de marketing y publicidad o con consultoras de comunicación reputacional. Los ataques incluso personales fueron muchos y duros, pero lo importante es que el objetivo se consiguió.
¿El gobierno de Ayuso podría cancelar el contrato con las noticias que estamos conociendo sobre Torrejón?
Al menos debería revisarse. Se ha demostrado que el modelo de concesiones sanitarias ni aporta mayor eficiencia, ni mayor calidad asistencial al paciente, ni mejores condiciones para los trabajadores, ni por supuesto ahorro para las arcas públicas. El modelo de privatización del PP solo funciona al calor de la connivencia política y la corrupción. El modelo Alzira es un modelo fracasado tanto en el ámbito de la gestión sanitaria como en el social.
¿Tiene marcha atrás la privatización de la sanidad en comunidades como Madrid o se ha convertido ya en un negocio?
El modelo Alzira, que nació de los intereses del capitalismo de amiguetes amparado por el gobierno del PP de la Comunidad Valenciana, está en descomposición porque han ido aflorando sus vergüenzas y falacias. Hay que dejar claro que no es cierto que las privatizaciones sean para siempre. Con voluntad política y buena gestión se puede volver a lo público y defender lo que es de todos. La demostración es la reversión en la Comunidad Valenciana que se implementó por primera vez con una fórmula que hoy en día sigue siendo perfectamente válida para terminar con las privatizaciones.




