Señor, ten piedad
Según los periódicos, esos tipos, que estaban preparados para cometer atentados, buscaban el colapso del sistema a través de la violencia y el caos
Ignacio Martínez de Pisón: "Señor, ten piedad"
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Madrid
Eso de aceleracionismo suena a experimento poético o artístico, como el ultraísmo de Cansinos-Asséns, la transvanguardia de Bonito Oliva o el infrarrealismo de Roberto Bolaño. Pero de poesía y de arte los aceleracionistas detenidos el otro día no creo que sepan mucho.
Según los periódicos, esos tipos, que estaban preparados para cometer atentados, buscaban el colapso del sistema a través de la violencia y el caos para construir un nuevo orden supremacista. Dicho de otra manera, lo que querían era acabar con los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa y mandarlo todo a tomar por saco.
Me pregunto si esta gente no se habrá confundido de talla al comprarse los calcetines. Esas cosas ocurren: te pones unos calcetines demasiado apretados y la sangre se te sube al cerebro y te nubla el entendimiento. A unos les da por la poesía o el arte de vanguardia, que no hace daño a nadie; a otros, por amargarnos la vida a los demás.
¿Qué hemos hecho nosotros para merecer esto?
Nunca antes tantas generaciones de españoles habían compartido un período tan prolongado de convivencia en paz y libertad. Basta con tener un poco de perspectiva histórica para dar gracias al destino por ser lo que somos: unos privilegiados. Solo faltaría que vinieran a aguarnos la fiesta unos nazis de pacotilla que no valen ni para secundarios de una película de Tarantino. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
