Emilio Gutiérrez Caba: "Me miro al espejo y veo que he envejecido, pero ni la clase política ni la sociedad tienen el valor de enfrentarse a su espejo y ver el ridículo que están haciendo"

Es uno de nuestros grandes actores, querido, conocido y reconocido. Emblema de una saga familiar de cómicos, ganador de dos Goyas, es un rostro imprescindible del teatro, donde empezó, y del cine. Repasando su carrera se puede recorrer la historia de España, gracias a papeles como el de Nueve cartas a Berta, La caza o La comunidad. Ha interpretado a todo tipo de personajes, desde un torero a un villano franquista o un cura.

Emilio Gutiérrez Caba (Valladolid, 83 años) nos presentaba en La Hora Extra, hace dos años, Memorias de cine (Cátedra), un repaso a su filmografía. Ese mismo año pudimos verle Galdós enamorado, una "neolectura teatral" que exploraba la apasionada relación epistolar entre Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán.

Emilio vuelve al teatro este 2025 y lo hace dirigiendo Los duelistas, una adaptación que Javier Sahuquillo ha hecho de la novela de Joseph Conrad. Es una propuesta que le hizo la productora valenciana Yapadú y que le pareció muy tentadora. "Yo había visto Los duelistas hacía muchísimos años, la primera película que dirigió Ridley Scott, y me encantó. La vi en Playa de Aro, en un cine de sesión doble, me fascinó y me quedé muy sorprendido", recuerda el actor.

Los duelistas, más que una novela histórica, podemos calificarla como una novela antihistórica y una sátira antibelicista. "No sabían la que se les avecinaba en el siglo XIX, como nosotros ahora tampoco podemos avecinar lo que puede venir más adelante. Tenían una visión del mundo que es una mezcla de romanticismo y de violencia", explica Gutiérrez Caba. "Cuando toda la atención de Europa está puesta en una guerra civil prácticamente de unos contra otros, la sociedad civil se fija más en este duelo singular del que habla Conrad, yo diría que de una manera un tanto irónica".

Más que por una razón lógica, Napoleón se bate contra toda Europa por una cuestión de puro orgullo. En la obra se habla mucho del honor: "El honor no es otra cosa que una buena dosis de orgullo, celos y estupidez". ¿Qué es hoy el honor y qué resonancias tiene esta obra en estos tiempos de gobernantes orgullosos, vanidosos e incluso estúpidos?

"Hoy el honor, en sentido estricto, se ha perdido de una manera rotunda", afirma Gutiérrez Caba. "Hoy no hay espejos en los que la gente pueda mirarse y darse cuenta del ridículo que está haciendo. Yo me he mirado al espejo y he visto que he envejecido, por ejemplo. La clase política, toda la sociedad en general, no tiene el valor de enfrentarse a su espejo y cambiar. Son arrastrados por el consumo y por una serie de valores totalmente falsos, valores de consumo, de economía, pero no el valor del ser humano", lamenta.

"Cuando ahora se habla de corrupción, se está hablando de algo muy viejo, viene de un verbo latino. La corrupción ha existido siempre. El honor también ha existido siempre. La gente que ha tenido honor no ha tenido corrupción. La gente que no ha tenido honor ha tenido corrupción. Esa es la diferencia y hoy el honor está un poco apartado. La sociedad aparta al delincuente que coge una naranja y la roba, pero no aparta al que por deshonor tendría que estar apartado. Muchos políticos, periodistas, actores o zapateros", concluye el intérprete.

Los protagonistas D’Hubert y Feraud son interpretados por Francisco Ortiz y José Juan Sevilla. Ortiz ha tenido que sustituir a última hora a Juan Carlos Mesonero, lesionado en una mano ensayando uno de estos duelos. Y es que en la obra se combina teatro físico, videoescena y música en directo, vamos a asistir a verdadera esgrima escénica, "con espadas y sables de verdad", subraya el director. Feraud es la viva expresión del furor reprimido, actúa como una especie de drogadicto, buscando darse una razón para el duelo. D'Hubert parece más tranquilo, un hombre recto y con un gran sentido del honor.

Daniel Ortiz y Aurora García Agud dan vida a Joseph Conrad y su esposa Jessie, un personaje nuevo que han añadido en esta adaptación. Los dos se desdoblan en una decena de figuras para narrar la historia desde múltiples perspectivas y con un gran sentido del humor. "El diálogo que mantienen es absolutamente familiar, coloquial, de matrimonio. Y, cuando se meten dentro de la historia de Los duelistas, se convierten en esos personajes. Es maravilloso", dice.

Con Emilio Gutiérrez Caba hemos conversado sobre la obsesión humana por la búsqueda de la propia muerte, otro de los asuntos de la obra, a la que él afirma no temer. Del amor por el descanso, que descubre D'Hubert y que Emilio no contempla, pues ahí sigue al pie del cañón. De su pasión por el teatro y lo que tiene de especial frente al cine. De si se debería volver a televisar teatro o adaptarlo a las plataformas, como hizo su sobrina nieta Irene Escolar. "Hay quien dice que eso sigue siendo teatro. No puedo estar de acuerdo".