'Hora 25', desde el Guggenheim de Bilbao: "La conexión social es un derecho"

Bilbao

Este jueves 11 de diciembre, Aimar Bretos y el equipo de Hora 25 se han desplazado hasta el Museo Guggenheim de Bilbao para dedicar una edición especial a un problema acuciante en la sociedad actual. Uno de los más silenciosos, de los más difíciles de detectar y, por ende, de los más delicados. Se trata de la soledad no deseada.

Como ha explicado Bretos, todos conocemos a alguien —lo sepamos o no— que se siente solo. Es probable, de hecho, que en algún momento cualquiera atraviese ese mismo desierto emocional. "Podemos irnos a vivir a otra ciudad, se puede morir nuestra pareja, nuestros amigos pueden mudarse lejos del barrio y, de repente, encontrarnos solos", ha comenzado el director de Hora 25.

¿Qué se puede hacer, entonces, para gestionar de forma eficaz este malestar creciente? ¿Cómo abordar la soledad sin paternalismos ni condescendencia, sino con herramientas que realmente ayuden?

La Diputación Foral de Bizkaia, a través de la estrategia BizkaiSare 2030, trata de arrojar un poco de luz en este reto que afecta a todas las edades y condiciones. Y es que, según los datos que maneja la Diputación, alcanza al 14,5% de la población vasca. Además, de ese porcentaje, el 29% pertenece a los jóvenes.

La conexión social

La Diputada foral de Empleo, Cohesión Social e Igualdad de la Diputación de Bizkaia, Teresa Laespada, lo ha resumido con firmeza: para ella, la conexión social es un derecho. "Siempre digo que somos sociedades inteligentes porque somos sociedades colectivas. Una vez empezamos a cuidarnos y se basan en las redes sociales. Es un derecho, porque la sociedad nos protege. Si no nos protegen nuestros congéneres, nos encontramos solos y solas y ahí se generan muchos problemas", ha comenzado.

Para Laespada, este fenómeno nos concierne a todos: "Hay que hacer políticas para sensibilizar. Hay que tejer redes: desde el club de deporte en el colegio hasta un club de mayores. Las administraciones no podemos hacerlo todo ni entrar en la intimidad de las personas, pero si podemos generar los enlaces para que se vayan creando", ha dicho.

Una de las claves, insiste, está en anticiparse: no actuar solo cuando la soledad se vuelve crónica, sino generar vínculos estables antes de que aparezca. De ahí nace BizkaiSare 2030. "Hemos querido tejer redes. Hay una prevalencia en personas migrantes o mujeres que atienden hogares. Bizkaisare 2030 pretende dar solución en función de distintas realidades y buscar alternativas poniendo proyectos y programas. La clave no es que la Administración esté tutelando todo el tiempo, sino romper dinámicas", ha explicado Laespada.

Tejer comunidad

Fernando Fantova, activista social, ha afirmado que la soledad es un desajuste entre expectativas y realidad. También ha hecho hincapié en que sigue existiendo una clara brecha de género. "Hay una idea ingenua de que habíamos superado esta brecha de género, pero creo que no. Está muy presente. Más allá de estereotipos, hay un problema de patriarcado", ha dicho Fantova.

La experiencia de Elena Soto ha reafirmado esta idea. Enviudó hace unos años y, aunque mantiene contacto con sus hijos y nietos, las rutinas familiares dejan espacios que se vuelven demasiado largos. Hasta que descubrió los "cafés de soledad", un encuentro semanal impulsado por BizkaiSare 2030 en el que personas que atraviesan circunstancias parecidas comparten conversación y compañía.

"Nos reunimos todos los lunes en los cafés de soledad. Nunca tuve dudas de ir. El primer día estaba muy afectada por lo mío, y me acerqué a la gente del barrio con miedo. A partir de ahí, nos tomamos el café y empezamos a hablarnos. Una chica del programa nos propone temas para tratar nuestras necesidades", ha relatado Soto.

La soledad no distingue de edad o procedencia. Lo sabe bien Alma N'Dong, de 20 años, llegada con su padre desde Guinea Ecuatorial en 2023. Sin familia ni red propia en Euskadi, su adaptación habría sido muy distinta sin Txinparta, un programa de mentoría social que acompaña a jóvenes en riesgo de aislamiento.

"Mi pade me trajo para tener una mejor vida. Estuve 4 meses deprimida porque no sabía como relacionarme, pero gracias a Txinparta lo superé. Tenía miedo al rechazo y no sabía relacionarme. No sabía cómo hacer amigos", ha comenzado. Pero a Alma le asignaron a Irati, su mentora, y eso cambió.

"Me obligó a abrirme. No conocía a los vascos, no sabía nada de ellos. Gracias a Irati he evolucionado y he aprendido a confiar en la gente. Que no todo el mundo es bueno, ni todo el mundo es malo", ha explicado N'Dong.

Quién hace posible estos encuentros

Programas como Txinparta funcionan gracias a profesionales como Gergori Aiarzaguena, educador social y técnico del programa de mentoría social Txinparta de AGINTZARI SCISl. Su labor consiste en formar a los mentores, acompañar los procesos y garantizar que los emparejamientos tengan sentido.

"Nos sentamos y decidimos si participan o no. Muchas veces sale mal. Es muy bonito ver que te juntas con dos personas que son extrañas, y, cuando termina el programa, tú eres el extraño. Es muy gratificante trabajar con personas y generar una sociedad más cohesionada. Es evidente que queremos conocer a otras personas", ha afirmado el educador, que se siente orgulloso aunque no siempre se genere esa chispa. Pero cuando ocurre, asegura, las relaciones duran más allá del programa.

Frank Gehry y el Guggenheim

Frank Gehry falleció el pasado viernes 5 de diciembre. Desde el corazón mismo de su obra, la ciudad ha recordado al arquitecto que la proyectó al mundo. El arquitecto y exalcalde de Bilbao, Íbon Areso, que trabajó codo con codo con él, ha recordado que la construcción del Guggenheim fue un proceso duro, lleno de retos técnicos, de dudas y de momentos críticos, pero también de una visión que transformó la percepción internacional de Bilbao.

Areso ha querido recordar cómo conoció a Gehry. "La pretensión de Bilbao no era hacer un edificio icónico. El caso de Gehry es un milagro, y eso no se programa. Aquí ocurrió. Estábamos hundidos, la industria se había hundido con un 25% de paro. Tuvimos que echar mano de actividades terciarias, y en ese marco uno de los elementos era la cultura. Bilbao en aquel momento era desastroso, el último sitio al que ir", ha contado el exalcalde.

También ha hablado sobre cómo se llegó a contactar con la Fundación Guggenheim. "Todo el mundo les dijo que no. Querían mantener el elemento de que fuera arquitectónicamente singular. Se consultó a muchos arquitectos y Gehry hizo algo muy gráfico e ilusionante. Pero si nosotros hubiésemos hecho un referéndum, por lo menos el 96% de la población estuvo en contra. Eso significa correr mucho riesgo y mucho liderazgo", ha explicado Areso.