Jordi Canal-Soler, sobre James Cook: "Tras su muerte, lo desmembraron y lo asaron"

Madrid

14 de febrero de 1779. El día era cálido y soleado. En la bahía de Kealakekua, Hawai, algo presagiaba un mal suceso. Un guerrero nativo empuñaba su pahoa (daga) y se abalanzó contra James Cook. El británico intentó defenderse con su pistola pero, en unos instantes, se acercaron más asaltantes, le rodearon y empezaron a lanzarle piedras. El enfrentamiento entre los isleños y los británicos había estallado, los hawaianos atacaban por todas partes mientras algunos infantes de marina les combatían en el agua.

De repente, alguien asestó un fuerte golpe al capitán en la cabeza. Una vez en el suelo, el asistente personal del rey hawaiano Kalaniopu´u se abalanzó sobre su espalda y le clavó su pahoa en el cuello. Cook intentó incorporarse pero ya era demasiado tarde, cayó en una poza y allí le remataron a puñaladas. Pero los guerreros no habían terminado, algunos de ellos sacaron el cadáver de la poza y le aplastaron la cabeza golpeándola contra el suelo de roca volcánica.

"No disparéis, no sirve de nada. Alejaos y poneos a salvo"

Ese fue el trágico final de uno de los mejores exploradores británicos de todos los tiempos. James Cook (1726, Maratona, Reino Unido), navegante y cartógrafo, surcó los océanos en una época en la que todavía quedaban en el mundo muchos rincones por descubrir. Sus viajes más destacados fueron los tres viajes al Pacífico (1768-1771, 1772-1775, 1776-1779) que realizó siendo oficial de la Marina Real.

De origen humilde, hijo de granjeros, logró convertirse en una celebridad entre la alta sociedad británica. En 1776 ingresó en la prestigiosa Royal Society. Patriota inglés y ciudadano del mundo a la vez, navegante y científico, logró surcar las aguas más inhóspitas llegando más al sur que nadie. Convirtió la navegación en un arte.

Cook alcanzó la fama tras su segundo viaje alrededor del mundo. El 12 de julio de 1776 emprendió el tercero a bordo del legendario HMS Resolution. Zarpó de Inglaterra hacia el Pacífico Sur, visitó Tahití y, en 1778, descubrió accidentalmente las islas Hawai (fue el primer europeo en avistarlas). Después recorrió la costa norteamericana desde California hasta el Estrecho de Bering, en el hemisferio Norte, buscando el Paso del Noroeste pero el hielo forzó el regreso a Hawai en 1779.

Su tercer viaje se gestó con la ambición de encontrar ese Paso del Noroeste con el fin de hallar una ruta comercial marítima que comunicara el océano Pacífico con el Atlántico por el norte del continente americano. Lo que no sabía el británico era que aquella expedición iba a concluir con su asesinato. La crónica de su funesto final y de aquellas travesías están narradas de manera magistral por el periodista Hampton Sides en el libro El ancho ancho mar (Capitán Swing).

El imperio británico fue uno de los más grandes que jamás han existido

James Cook fue una figura fundamental en la expansión y consolidación del imperio británico que jugó un papel crucial en la configuración del mundo tal y como lo conocemos hoy. Un extenso mapa, el más grande de la historia, que surgió a finales de siglo XVI y principios del XVII pero que tuvo su apogeo a lo largo del XVIII y el XIX.

A principios del siglo XX este vasto imperio tenía bajo su control a alrededor de 400 millones de personas, es decir, cerca del 25% de la población mundial. Aquel esplendor se construyó gracias a aventureros como él: “No solo quiero llegar más allá de donde haya llegado cualquier otro hombre antes que yo sino hasta donde yo creo que el hombre es capaz de llegar”, dejó escrito en sus diarios.

Para acercarnos a esta figura tan poco conocida en el mundo de habla hispana pero tan venerada en el mundo anglosajón y descubrirnos sus secretos y hazañas, Javier del Pino y el periodista de El País, Jacinto Antón, conversan con Jordi Canal-Soler, escritor, fotógrafo y miembro de The Captain Cook Society, la sociedad británica dedicada a difundir su figura y su legado.