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Dick Van Dyke: Un siglo de vida

El protagonista de Mary Poppins y de Chitty Chitty Bang Bang cumple 100 años con una larga carrera artística a sus espaldas.

Dick Van Dike en Mary Poppins

Dick Van Dike en Mary Poppins

El intento de Dick Van Dyke de imitar el acento cockney londinense de su personaje Bert en la película Mary Poppins está considerado como uno de los peores acentos de la historia del cine. De hecho, el término “acento Dick Van Dyke” se usa coloquialmente dentro del mundillo para referirse al fracaso de un actor a la hora de imitar un acento. En una encuesta realizada en 2003 por la revista Empire sobre los peores acentos del cine, el de Van Dyke quedó en segundo lugar, solo superado por el de Sean Connery en Los intocables de Elliott Ness. El actor se lo tomaba con humor. “Cuando me preguntan por el acento cockney les digo: no era cockney, era el de un tipo de Londres que había sido adoptado por gente de Ohio”.

Dick Van Dyke, en efecto, nació en Ohio hace cien años. Empezó su carrera como presentador de radio y televisión. “Presentaba un programa muy malo de juegos en la ABC y era realmente terrible, así que me dediqué a hacer audiciones para cualquier cosa, excepto para la ópera y el ballet y sorprendentemente conseguí que me ficharan para un musical: Era Bye bye Birdie. Me dijeron: te enseñaremos a bailar y a cantar. Y aquello fue como aprender a volar, se convirtió en toda mi vida”, recuerda.

Gracias a Bye bye Birdie ganó un premio Tony y Carl Reiner, actor y productor, se fijó en él para protagonizar una telecomedia que haría historia en la televisión estadounidense: El show de Dick Van Dyke, que se emitió con gran éxito entre 1961 y 1966. En él Van Dyke interpretaba a un escritor cómico casado con Mary Tyler Moore. El programa se ha reemitido numerosas veces de la televisión estadounidense. “Carl Reiner fue muy inteligente porque no quiso que los episodios tratasen acontecimientos del momento, de esta forma se han vuelto intemporales. Él lo era todo para mí, mi padrino, mi maestro, la mejor persona que he conocido y la más talentosa. Lo sabía todo sobre la comedia y simplemente escuchándole aprendí lo que necesitaba para hacer comedia”, afirma el actor.

En el cine Van Dyke debutó en 1963 con la versión cinematográfica de Bye bye Birdie, Un beso para Birdie, al lado de Ann-Margret y Janet Leigh, y en la que interpretaba el mismo papel que en el teatro: un compositor de canciones. Pero su estrellato cinematográfico no llegaría hasta el año siguiente cuando fue elegido por Walt Disney para ser uno de los protagonistas de Mary Poppins. La escritora Pamela Travers, autora de los libros de Mary Poppins, no lo veía en el papel y puso varias condiciones, entre ellas que no debía haber nada de amoríos entre su personaje y el de Mary, tan solo una buena amistad. En Mary Poppins Dick Van Dyke tenía un doble papel. Daba vida a Bert, el deshollinador y amigo de la niñera, y también, caracterizado como un viejo gruñón, al señor Dawes, presidente del banco donde trabajaba el padre de los niños. Dick Van Dyke fue nominado al Globo de Oro por su papel, pero no al Oscar, quizá por lo de su acento que decíamos al principio. La que sí ganó un Oscar fue una de las canciones que cantaba él: Chim Chim Cher-ee.

En los años siguientes Dick Van Dyke se convirtió en protagonista habitual de numerosas comedias y películas familiares. Le vimos por ejemplo haciendo de mayordomo ladrón que roba para mantener a su señora en Cuidado con el mayordomo. De piloto de avión, naufrago en una isla desierta en El teniente Robinson o como reverendo que intenta que los habitantes de un pequeño pueblo dejen de fumar durante 30 días aceptando el reto de una tabacalera en Un mes de abstinencia.

Pero sin duda su mayor éxito en este periodo fue la comedia musical Chitty Chitty Bang Bang. Con un guion escrito por Roald Dahl y canciones de los hermanos Sherman, Dick Van Dyke daba vida a un inventor que arreglaba un coche destartalado y lo convertía en un vehículo capaz de circular por tierra, mar y aire. La película la producía Albert Broccoli, el productor de la saga James Bond, quien, por cierto, pudo cambiar para siempre la carrera de Dick Van Dyke. Sean Connery acababa de abandonar su papel de 007. “Cubby Broccoli me llamó y me dijo: ¿Te gustaría hacer de James Bond? Y le contesté: ¿pero tú has oído mi acento británico? y colgué”, rememora divertido.

Y es que Van Dyke no quería cambiar su imagen, asociada a la comedia, el género que más le gusta. Al actor nunca le ha importado el caché o trabajar en grandes películas, tan solo disfrutar de su profesión. “Toda mi carrera ha dependido de eso. Si no estoy disfrutando soy muy mal actor. Pero ha sido una bendición ganarme la vida con algo que amo, que haría incluso gratis. Me siento triste por la gente que odia su trabajo. Yo esperaba con ansias el ir a trabajar cada mañana”, explica.

No obstante, uno de sus trabajos más reconocidos lo hizo en un papel dramático, en la película para televisión The morning after, por la que fue nominado al Emmy. “Era sobre el alcoholismo, algo que yo había sufrido, sabía exactamente lo que era estar atrapado en eso. Poco antes había hecho una película titulada Divorcio a la americana, que tenía una parte seria, pero realmente no había hecho nada dramático y me preocupaba. Pero el director me dijo, mira, tú sabes más sobre este tema que yo, así que tú te encargas, yo te seguiré”, recuerda. Fue en esos días cuando el actor se atrevió a admitir en televisión algo que muy pocos sabían, que había sido alcohólico durante 25 años. “Lo que me llevó a empezar a beber es que era muy tímido, a veces simplemente no podía hablar con la gente y descubrí que si me tomaba un trago me relajaba, las barreras de la timidez caían y me volvía muy sociable. Eso es lo que me hizo empezar y me llevó mucho tiempo superarlo”, dice.

Durante los años 70 y 80 Dick Van Dyke se dedicó básicamente a la televisión, con películas para el medio, programas propios o ajenos, como El show de Carol Burnett. En el cine solo aparecía con cuentagotas. Hizo por ejemplo de fiscal del distrito en Dick Tracy de Warren Beatty. Y en los 90 llegó otra de las series que más fama le ha dado en los Estados Unidos: Diagnóstico asesinato en donde interpretaba a un médico que resolvía casos criminales. Su hijo en la vida real, Barry Van Dyke, era el coprotagonista interpretando a un policía, hijo del doctor. La serie estuvo en antena hasta 2001. A partir de entonces Van Dyke volvería de vez en cuando al cine con pequeños papeles como los que interpretó en Noche en el museo y en su secuela de 2014. Y en 2018 retomó uno de sus viejos personajes en El regreso de Mary Poppins. La actriz Emily Mortimer, que era una de las protagonistas de la secuela, afirmaba que Dick Van Dyke era la esencia de la película porque había mantenido su espíritu infantil. “Nos quedamos boquiabiertos cuando entró en el plató. Se subió a la mesa y empezó a bailar claqué y luego pronunció un monólogo impecable que nos hizo llorar a todos”, afirmaba.

Dick Van Dyke ya no hace películas, pero sigue triunfando entre su público favorito. “Recibo cartas de muchos niños y me encanta. Ven mis películas una y otra vez y me escriben. De hecho, ahora recibo muchas más cartas que las que recibía en el momento más alto de mi carrera”, dice. Y es una presencia habitual en televisión por diversos motivos. El año pasado, cuando cumplió 99, le vimos en el videoclip musical de la canción All my love de Coldplay, rodeado de toda su familia, hijos, nietos y bisnietos. O también cuando fue rescatado por los bomberos en su casa de Malibú por el incendio que asoló California a finales de 2024. “Estos chicos han salvado mi vida y mi casa, que Dios les bendiga. No podía levantarme y ellos me cogieron y me llevaron al coche”, afirmó entonces.

En 2012 se casó con su tercera esposa, 47 años más joven que él, una maquilladora a la que conoció en una entrega de premios. “Ella me mantiene joven. Cantamos y bailamos juntos. Me hace sentir como un adolescente”, afirma. Lo de cantar es cierto. Desde hace años Dick Van Dyke tiene un grupo de música a capela con el que actúa y ha grabado algunos discos. A sus 100 años de vida Dick Van Dyke se confiesa un hombre feliz. Solo hay un problema. “Lo malo es haber perdido a todos mis amigos de antes. Todos se han ido. A veces quiero llamar por teléfono a alguien y no queda nadie”, dice con tristeza. De jubilarse no quiere oír ni hablar. “No quiero. Actuar es mi hobby, es mi vida. De hecho, ahora mismo estoy buscando algún papel. Me gustaría hacer de Mister Scrooge. Sé que lo haría bien”, dice con rotundidad. Este año ya es tarde porque las Navidades ya las tenemos encima. Quizá le ofrezcan el papel el año que viene, cuando cumpla 101.

 

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