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Hiedra en tu jardín o terraza: dos tipos que brillarán y resistirán casi todo

Llevan cultivándose miles de años y han sido veneradas por su belleza y resistencia

"Un jardín nunca se termina". Esta es una máxima que todos los jardineros nos decimos. Que un jardín siempre se considere inconcluso puede deberse a muchas causas, y menciono tres posibles:

  • A que se encuentre alguna planta nueva que te cautiva, y no tengas más remedio que cultivarla en tu jardín.
  • A que alguna de las plantas que tienes ya no te gusta tanto, y prefieres dársela a alguien que la aprecie y ocupar su sitio con otra planta que te haga tilín.
  • A que aquella planta que compraste con tanta ilusión no se ha adaptado a tus condiciones de cultivo, y, de nuevo, se la regalas a alguien que pueda salvarla.

Pero hay muchas más razones, tantas como jardines diferentes. Cuando se va a un vivero, es prácticamente imposible salir con las manos vacías, y aunque sea una pequeña planta, ya hay una nueva adquisición para el jardín de casa.

La planta que traigo hoy es fruto de una visita casual a una floristería: entré por la puerta, eché un vistazo alrededor, ella estaba en una estantería, me miró, la miré, dejó caer con gracia uno de sus tallos y lo toqué. Así fue cómo me enamoré de esta pequeña hiedra (Hedera helix) tan bella, y pensé que podría quedar genial en la terraza de la radio.

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La hiedra

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Historia de la hiedra en los jardines

Es una planta que se lleva cultivando miles de años, textualmente. Por ejemplo, hay frescos romanos en los que aparecen hiedras en sus jardines, y se sabe que era una planta muy venerada en aquellos tiempos antiguos. Tanto es así que incluso se cultivaban variedades de hiedras con hojas variegadas, es decir, con tonos diferentes al verde en sus hojas- como ocurre en el fresco de la Casa del Brazalete de Oro, descubierto en Pompeya. En esta pintura, entre un madroño (Arbutus unedo) con sus frutos rojos y una palmera datilera (Phoenix dactylifera), aparece una hiedra con sus márgenes de color amarillo oro, bellísima, lo que indica que los antiguos romanos también seleccionaban estas mutaciones que se dan en los jardines y las cultivaban.

La dureza de la hiedra

La dureza de la hiedra es algo que la hace apropiada para prácticamente cualquier situación: resiste tanto la sombra como el sol (siempre y cuando cuente con agua suficiente), resiste suelos ricos o suelos pobres, resiste calores intensos y fríos glaciales... Si se corta a ras de suelo, rebrota... Puede incluso sobrevivir a sequías fuertes, y si se defolia y se queda fea, cuando regresan las lluvias se rehace como una fiera.

Así que, sí, sin duda, esta resistencia es otra de las razones para cultivarla. Por supuesto, también su belleza, porque es una planta que, sin ser llamativa, suele cautivar por sus verdes de distintos tonos, así que es una planta que reúne muchas buenas condiciones para siempre buscarle un rincón en cualquier jardín, aunque sea un balcón o una terraza. De hecho, en estos sitios es perfecto recurrir a variedades de hoja pequeña, que aportan sus formas y sus colores sin ocupar mucho espacio.

Gran trepadora y tapizante

La hiedra tiene mucha versatilidad en un jardín, porque nos sirve tanto para cubrir un muro enorme como para tapizar un suelo. En jardinería se utiliza de las dos maneras, como trepadora o como planta cubresuelos. Cuando se utiliza la hiedra como trepadora, hay que tener en cuenta cuál es su estrategia para ascender: de sus tallos emergen unas raíces aéreas o adventicias, que son capaces de fijarse a superficies porosas. Por esta razón, cuando se planta una hiedra al pie de una verja metálica, hay que estar ayudándola constantemente a que se enrede en ella, porque no tiene zarcillos como otras plantas trepadoras, que son esos muellecitos que se enganchan en los alambres. A la hiedra lo que le gusta es una pared de ladrillos o de cemento, para poder hincar sus raíces en las mínimas fisuras que tienen esas superficies porosas.

Alimento para las aves

Uno de los beneficios que tiene la hiedra en los jardines es que es un buen alimento para las aves, cuando ofrece sus frutos entre el invierno y el comienzo de la primavera. Esto es vital para muchas aves, cuando no cuentan con muchas opciones para nutrirse. Así que las hiedras en los parques públicos de las ciudades cumplen una función perfecta para todas esas aves, además de que les ofrece refugio para ocultarse o para nidificar entre la espesura de sus ramas.

Dos tipos de hiedra para nuestro jardín

White Wonder

He traído un cultivar de hiedra muy bello, que se llama 'White Wonder'. Tiene las hojas con unos tres tonos de verde, de uno más oscuro hasta el más claro, y con los bordes de color crema. Es una planta que da muchísima luz a cualquier lugar en el que se cultive, como les ocurre a muchas plantas con hojas variegadas como esta hiedra.

Otra de las peculiaridades que tiene es que sus hojas tienden a ser algo más pequeñas que las de las otras hiedras, así que aporta un contraste precioso también con su forma y tamaño.

La vamos a plantar en un gran macetón que todavía tenemos vacío debajo de la escalera, donde quiero poner desde hace meses un par de plantas trepadoras. Pero no quiero que esta hiedra sea la que trepe, sino que cubra todo el macetón de plástico negro, que mide medio metro de alto, y que solo se vean los tallos y hojas de esta hiedra colgando.

Fatshedera, un híbrido de fatsia y de hiedra

Es un regalo de un amigo jardinero, Gilberto Segovia, que me ha dado una rama para que podamos tener esta especie tan especial. Sus hojas parecen de hiedra, pero de un tamaño mucho más grande. Eso es porque se trata de un híbrido creado por la mezcla de genes entre dos plantas de la misma familia de las araliáceas: la fatsia o aralia (Fatsia japonica) y la hiedra (Hedera helix).

Como se han mezclado dos géneros, el nombre de la especie resultante es también una mezcla: x Fatshedera lizei. El resultado es cautivador, porque no es una planta trepadora, como la hiedra, y echa fácilmente unos tallos largos y erectos de metro y medio, aunque tienden a tumbar si crecen más altos, por lo que hay que entutorarlos. Hay un sitio al lado de la escalera que quiero probar para ella, así que voy a esquejarla a ver qué tal enraiza.

Eduardo Barba

Eduardo Barba

Eduardo Barba Gómez es jardinero, investigador botánico en obras de arte, paisajista y profesor de jardinería....

 

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