Profecías extremeñas

Con una vida vivida a medias entre el XIX y el XX, don Mario Roso de Luna -el mago de Logrosán- fue un hombre de muchos saberes, todos ellos heterodoxos. Arqueólogo y astrónomo, teósofo y masón, hacia 1910 ya experimentaba con implantes de pelo.

Pero si este extremeño mereció la gloria fue porque una tarde, a simple vista, descubrió un cometa en la constelación del Auriga. La comunidad científica internacional reconoció que la mirada de Roso de Luna había llegado donde no alcanzaron los telescopios de Londres y París.

A mí me gustaría tener algo del ojo privilegiado del mago de Logrosán para saber qué ocurrirá el domingo en las elecciones de su tierra, pero qué vamos a hacerle, soy miope. Así que no lo tomen como vaticinios, sino como suposiciones.

Vox llega un poco inflado, por lo que va a subir, pero no va a subir tanto. El PSOE ha hecho una campaña que parecía pensada para perforar su suelo electoral, pero aquí las expectativas pueden ayudarle: va a ser un alivio todo lo que no sea un desastre. La izquierda de la izquierda aguanta por el perfil a su aire de Irene de Miguel, y -al menos por una vez- la impulsividad de María Guardiola tendrá premio.

¿Cómo ha de afectar esto a la política nacional? Para saberlo bien habrá que esperar a que pasen las autonómicas en Aragón, Castilla y León y Andalucía. Será entonces cuando haya que echar cuentas y ver dónde llegan las abolladuras de Sánchez y la aureola de Feijóo. Pero eso es ya en junio y ahí no alcanza ni la mirada profética del mago de Logrosán.