El entrenador del Deportivo de La Coruña, cansado de los insultos: "Alguien tendrá que levantar la voz y decir basta"

La victoria del Andorra por 1-0 ante el Deportivo de La Coruña dejó algo más que tres puntos en el marcador. El partido ha terminado envuelto en un clima de tensión que se ha trasladado directamente a la sala de prensa, donde Antonio Hidalgo, entrenador del Deportivo de La Coruña, ha alzado la voz para denunciar una situación que, según él, se repite con demasiada normalidad en los banquillos del fútbol español.

Visiblemente molesto, el técnico no se ha quedado solo en el análisis deportivo. Ha aprovechado el final de la rueda de prensa para lanzar un mensaje directo y contundente: "En el mundo del fútbol hay un estereotipo en el que parece que se puede decir cualquier cosa a todo el mundo. Llega un momento en el que no podemos tener gente insultando detrás del banquillo". Hidalgo fue más allá y ha reclamado límites claros. "Si paramos los partidos por otras cosas, alguien tendrá que levantar la voz y decir basta. No vale absolutamente todo", ha insistido, señalando también a los clubes como responsables de lo que ocurre en sus estadios.

"Basta con avisar al cuarto árbitro"

El entrenador puso el foco en una realidad que considera inaceptable: pasar los 90 minutos escuchando insultos dirigidos a su familia: "Sé que es jodido y que probablemente pase en muchos estadios, pero no entiendo por qué un entrenador tiene que aguantar eso durante todo un partido".

El debate no ha tardado en llegar a Carrusel Deportivo, donde Iturralde González ha aportado contexto y una vía reglamentaria para frenar este tipo de situaciones. El exárbitro ha explicado que existen mecanismos claros para actuar en el momento: "basta con avisar al cuarto árbitro para activar el protocolo contra los insultos". Según detalló, pueden ponerlo en marcha el jefe de seguridad, el coordinador de seguridad, el árbitro principal, el equipo arbitral o cualquier miembro de los dos equipos.

"Tienes que parar el partido"

Iturralde ha sido claro en su reflexión final: "No es suficiente soportar los insultos durante todo el partido y denunciarlos después en la rueda de prensa. Está bien que se denuncie públicamente, pero lo que hay que hacer es parar el partido cuando ocurre. Decirle al cuarto árbitro: 'Oye, me están insultando constantemente'. Ahí es donde realmente se puede cortar el problema".