La República Checa se suma al club del euroescepticismo

Este mes ha quedado demostrado una vez más lo difícil que es llegar a consensos entre los 27 países de la Unión Europea, en este caso a cuenta del uso de los fondos rusos congelados, mientras se encuentra azotada además por el auge de gobiernos de extrema derecha o populistas que hacen gala de su rechazo a la soberanía de las instituciones europeas.

En Bruselas ya se han acostumbrado a las críticas constantes de la Hungría de Orbán o a los mensajes ultras que llegan desde la Italia de Meloni, la Eslovaquia de Fico o cada vez con más fuerza desde los partidos extremistas de Alemania, los Países Bajos o Polonia.

Y ahora ese club tiene otro voto más, el de la República Checa. El populista conservador Andrej Babis lidera un nuevo gobierno de coalición con tres partidos que han mostrado ya su euroescepticismo. El que representa Babis lleva ya en el nombre toda una declaración de intenciones populista: Alianza de Ciudadanos Descontentos.

Frialdad con Bruselas

Hablamos con Tomas Petricek, director del centro de análisis checo Progressive Analytical Centre y de la consultora Eunoia Horizons, quien califica el carácter de Babis como "muy personalista y oportunista". Petricek avisa de que "se acerca a otros partidos europeos con tendencia populista de derechas con una retórica enérgica contra Bruselas, la inmigración y la política climática". Con todo, Petricek cree que en la República Checa "no hay una verdadera intención de abandonar la Unión Europea porque la interdependencia económica hace que ser miembro de la UE sea una necesidad práctica".

Hay un riesgo creciente de que Chequia siga un camino similar al de Hungría y Eslovaquia y se quede aislada en la UE y la OTAN

—  Tomas Petricek, analista y politólogo checo

Este analista avisa de que el nuevo gobierno de coalición ha virado a la derecha con respecto al primer mandato de Babis como primer ministro. "Hay un cambio con respecto al consenso proeuropeo que tuvo en su momento hacia una postura que enfatiza la soberanía y el escepticismo, lo que podría aislar a Praga en algunos debates europeos".

Es más, Petricek teme que su país quede marginado en las instituciones europeas por su giro a la derecha "y favorezca los intereses estratégicos rusos al debilitar a la UE en un momento crítico".

Babis, otro empresario populista

Como sucede con algunos empresarios y políticos de otros países de Europa del Este, la biografía del primer ministro empieza a cobrar relevancia cuando emerge como un repentino nuevo millonario después de la caída del comunismo en la vieja Checoslovaquia.

Se ha presentado como un emprendedor que quiere hacer frente a la clase política corrupta y que se plantea dirigir el país como si fuera una empresa. Algo que tiene claros ecos propios del trumpismo más elemental. Petricek en todo caso alerta de que en el caso checo, el populismo de Babis tiene un corte más pragmático, "opuesto a las élites políticas más que basado en un proyecto doctrinal de extrema derecha. Es capaz incluso de adaptar mensajes del centro y del centro-izquierda para atraer votantes".

Curiosamente, a pesar de sus arrebatos contra la clase política y la corrupción, él mismo, que ya fue primer ministro entre 2017 y 2021, se vio envuelto en varias acusaciones de fraude de las que fue absuelto en primera instancia, pero que actualmente se han reabierto. También figura en los llamados Papeles de Pandora, por lo que se le investiga en Francia por la compra de una mansión en la Riviera con la intención de lavar dinero en esa operación.

Babis ganó las elecciones de octubre con cerca del 35% de los votos y esta semana ha comenzado ya a ejercer como primer ministro. A su lado se sienta un partido de derecha euroescéptica y otro más radical que centra sus discursos en el rechazo a cualquier política medioambiental.