Un médico español en Gaza reconoce que es complicado mantener la esperanza: "Es una situación absolutamente distópica"

Madrid

David Noguera va a pasar la Navidad es Gaza. Es el coordinador de emergencias de Médicos Sin Fronteras España y reconoce que "la situación no es tan complicada como hace unos meses cuando el bombardeo era constante" y que los palestinos están "aliviados" pero recuerda que los muertos se cuentan por decenas de millares: "No hay nadie que no haya perdido un familiar en este guerra maldita y no sé cuál es el horizonte. Es una situación intolerable, es un fracaso colectivo, es una vergüenza compartida que hayamos permitido llegar a esta situación", sentencia en La Ventana.

Le cuesta encontrar los adjetivos para describir cómo está ahora Gaza: "Es una situación absolutamente distópica, es lo que sería el mundo en caso de un holocausto climático, una guerra global".

Tampoco sabe por dónde empezar cuando Marta del Vado le pregunta cuáles son las necesidades más urgentes de los gazatíes: "Lo que quieren es seguridad, estabilidad. Son gente fuerte, resiliente, pero luego necesitan ayuda. Así que necesitan de todo. Desde un sistema sanitario nuevo, a carreteras, agua, higiene, saneamiento, que les dejen volver a comerciar... todo".

De televisión plana a cocinar con leña

Recuerda que es una sociedad "que vivía con unos estándares correctos" de vida: "Esta gente tenía un piso y una televisión plana, y llevan dos años y meses acampados con lo básico, afrontando su tercer invierno". Cuenta que hay mucha "añoranza" hacia la Gaza del pasado: "No pueden evitar explicarte y compartir historias de cómo era su vida aquí".

Ahora comienza a haber algo de comercio de nuevo pero Noguera señala que el retroceso es de décadas: "se sigue cocinando con leña, no queda ni un árbol". Ellos tardan una hora cada día en recorrer los 4 kilómetros que separan su casa de la oficina: "No hay carreteras y es un atasco continuo". Desea que pueda llegar toda la ayuda necesaria aunque advierte de que todavía pueden ver más limitada su capacidad de acción.

Está convencido de que los palestinos son los que sacarán su tierra adelante: "Están anclados a esta tierra. Jamás se van a ir pero cuesta mantener la esperanza [...] Es admirable ver cómo se levantan cada día y cómo van a trabajar a la oficina. Son gente educadísima, comparten todo lo que tienen, son un referente".

Un día como Nochebuena, no puede evitar emocionarse cuando habla de sus hijos, Bernat y Mariona, pero comparte una bonita anécdota de estos días en Gaza: "Los compañeros de Gaza han organizado un amigo invisible y me han regalado un cenicero que dice 'fumar mata pero Gaza también'. El sentido del humor y el amor por la vida nadie se lo va a arrebatar", concluye.