Andreu Buenafuente: "Hay gente empeñada en que todo parezca una mierda"

Madrid

Andreu Buenafuente (Reus, 1965) lleva más de tres décadas en primera línea, pero aún conserva el pudor cuando hablan de él. En la conversación con James Rhodes en En clave de Rhodes -grabada antes de la baja médica de Buenafuente-, el cómico y el pianista charlan sobre algo que tienen muy en común: la pasión. "Si tienes una pasión, agárrate a ella", dirá más adelante, consciente de que esa chispa es el antídoto contra la apatía que amenaza a una sociedad cada vez más cansada. Para él, la pasión no es un concepto abstracto, sino algo que se construye cada día: "Me gusta mucho lo que hago y soy muy feliz haciéndolo. Lucho por seguir haciéndolo".

Buenafuente advierte sobre el riesgo de una sociedad sin entusiasmo: "La apatía es lo peor. Si estás apático, ganan los malos". "¿Quiénes son los malos?", pregunta James. "Para mí, los intolerantes, los neofascistas, la gente que va contra unos derechos básicos adquiridos y que se han infiltrado en la democracia para destruirla desde dentro", responde, sin dudar, Andreu.

Y señala a los responsables: "Hay gente empeñada en manipular eso. Todo es una mierda total. Vótame a mí porque ya ves". Frente a esa narrativa derrotista, reivindica el espíritu crítico y la energía vital: "El mundo es muy complejo. Dame herramientas para vencer la apatía". Para él, la pasión es el antídoto más poderoso contra la indiferencia.

Con la edad, Buenafuente reconoce que se siente más obligado a posicionarse: "Soy un privilegiado que goza de un estatus y de unos medios que no tiene la mayoría. Eso se me convierte en necesidad de apoyar algo". Desde su apoyo a la Ley de Protección Infantil hasta su implicación con Open Arms y causas humanitarias en Palestina, el presentador no esquiva la responsabilidad: "No estoy cómodo si no estoy ahí".

"Tengo ataques de amor"

El humorista confiesa que la radio sigue siendo su refugio: "El día que hay radio yo soy un poquito más feliz". También habla de su pasión por la pintura, descubierta en la madurez, y su deseo de aprender piano: "Me parece el instrumento más sublime que hay". Pero si algo le emociona es su familia: "Tengo ataques de amor con mi hija. Es la única persona que me puede sacar de mis casillas". Sobre su relación con Silvia Abril, su compañera de vida y trabajo, asegura: "Todavía estamos aquí viviendo estas cosas juntos, necesitándonos. Eso es mágico".

A sus 60 años, Buenafuente admite su mayor miedo: "La decadencia personal". Y comparte su receta para mantener la energía, que pasa por deporte, descanso y actitud: "No dejar entrar al viejo". Porque, como concluye, "la pasión quizá es el antídoto de la apatía más bueno que hay".