Cómo afrontar las famosas crisis de los 30, 40 o 50: "Irse a Bali o comprar un descapotable no funciona"
Las cifras redondas funcionan como espejos psicológicos: nos obligan a mirar atrás y medir resultados

Cómo afrontar las famosas crisis de los 30, 40 o 50: "Irse a Bali o comprar un descapotable no funciona"
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Madrid
A algunos les pasa al soplar la primera vela de los 30, a otros, con los 40 y a otros se les alarga demasiado. Sea como sea, que el cambio de década provoca, muchas veces, una crisis es algo real. “Las cifras redondas funcionan como espejos psicológicos: nos obligan a mirar atrás, medir resultados y proyectar futuro”, explica Elena Daprá, psicóloga. Para ella, este mecanismo puede ser sano “si lo usamos para ordenar y no para castigarnos”.
Pero no es algo individual. O no totalmente. ¿Por qué? Porque tiene un fuerte componente social: “Son crisis construidas socialmente, no son cuestiones biológicas ni estrictamente personales”, señala Luis Miller, sociólogo del CSIC.
En una sociedad como la nuestra, estas crisis se asocian a uno de los grandes temores de Occidente: crecer, cumplir años, ir haciéndose mayor. “Vivimos en una cultura acelerada y comparativa, donde lo joven es lo bueno y lo bello”, apunta Daprá. Eso hace que envejecer se viva “como una pérdida, como algo malo, cuando no tiene por qué ser así”.
Miller coincide: “Nos duele tanto cumplir años porque hemos privilegiado la juventud como la etapa más importante de la vida”.
El peso de no casarse o no tener hijos
La reflexión que llega al ir cumpliendo años se agrava si, al echar la vista atrás, no has cumplido las cosas que la sociedad te impone: hijos, casa, boda… “La sociedad ha asociado valor personal con hitos relacionales y familiares”, explica Daprá. “No cumplirlos puede generar vergüenza, dudas de identidad o sensación de fracaso”.
¿Qué hacer (y qué no) si llega la crisis?
Si aparece, lo importante es cómo reaccionar. “Escuchar la incomodidad en lugar de anestesiarla, escribir, pedir ayuda profesional, revisar creencias y diseñar pequeños cambios”, recomienda la psicóloga.
Lo que no conviene: “Reaccionar impulsivamente, romper todo, compararse sin filtros o idealizar alternativas mágicas”, advierte. Ese clásico de “tengo una crisis y me voy al extranjero o me compro una moto” no funciona: “La crisis te persigue estés donde estés”.

Adrián del Pozo
Periodista de informativos en los fines de semana. He pasado por la sección de Sociedad y por las radios...




