Damián Quintero señala el gran problema del kárate en España: "Se practica muchísimo, pero no sabemos cómo hacerlo profesional"
Uno de los deportistas más laureados de nuestro país pasa por 'El Larguero' para explicar cómo vive su reciente retiro
Damián Quintero señala el gran problema del kárate en España: "Se practica muchísimo, pero no sabemos cómo hacerlo profesional"
La de Damián Quintero es la historia de un deportista pionero. Uno de esos nombres que se encarga, apenas sin referentes y tras muchos años de esfuerzo, de colocar a España en el mapa de una categoría poco popular en nuestro país. Él, con perdón de Sandra Sánchez, se ha asegurado de que el kárate sea otra de tantas disciplinas en las que los deportistas españoles también triunfan. Y después de hacerlo durante casi 22 años, Quintero anunció su retirada a finales del pasado noviembre.
A sus espaldas queda uno de los palmareses más brillantes de nuestro deporte en cualquier categoría. Más de 130 medallas, entre las que se encuentra una plata en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, siete medallas mundiales y hasta 13 campeonatos de Europa en la modalidad de kata. Quintero se ha pasado por 'El Larguero' para explicar cómo vive su reciente retiro, al tiempo que pone en palabras cuáles son los grandes retos a los que se enfrenta el kárate para aumentar su popularidad.
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¿En qué te ha cambiado la vida desde el retiro?
"No mucho, aún estoy en esa nube de volver del último campeonato, pero me reincorporaré en enero y ya veré cómo arranco la temporada. Ahora estoy yendo a un gimnasio normal, no a uno de alto rendimiento... me quitan las máquinas y me toca esperar, como a cualquiera (risas). Tardé sólo una semana en volver a hacer deporte, es importante seguir en forma. Tengo tanta rutina que no me la puedo sacar de la cabeza".
Entiendo que salir de esa rutina cuesta mucho...
"Sí sí, no puede ser de un día para otro. Cuántos deportistas os habrán contado lo mismo al pasar por aquí. Somos cabezones y meticulosos. Yo me sigo haciendo la mochila igual que en las competiciones, aunque ya no sea con el kimono. Tengo mis proyentos y tengo mis cosas, pero dentro del mundo del deporte seguro que mantendré esa rutina".
¿Qué ves al mirar hacia atrás en tu carrera?
"Más que tanta medalla, veo un legado. Son 22 años de alta competición, me costó mucho llegar y explotar, que fue en el 2013... Creo que es más importante dejar un legado, abrir puertas y tirar los muros que hemos derribado para que pasen todos los niños que han venido detrás. Para que lo tengan más fácil de lo que lo tuve yo en su momento".
Para el sacrificio silencioso de todos esos años, el entorno habrá sido clave...
"Yo siempre hablo de mi 'hinchada', mi circulo cercano, son gente que me ha hecho mejor. Mi entrenador ha sido clave para que después de 2022, que parecía que ya era un viejo, pudiera seguir compitiendo y ganar una medalla ante chavales de 25 años. Sirven para aconsejarte bien, para mantenerte los pies en la tierra y para acompañarte en los momentos malos que no se ven. Yo recuerdo con mucho cariño el ciclo olímpico, pero también lo pasé muy mal por la carga de entrenamiento. Eso la gente no lo ve y tu no lo cuentas en redes sociales".
¿Qué sentiste cuando terminó todo, cuando llegó la retirada?
"Una situación parecida a cuando saqué la plata en los Juegos. Por aquel entonces yo dije en muchas entrevistas que solté como una mochila llena de piedras, pero esta vez se me soltó el nudo nervioso del estómago. Ese nudo que está por querer hacerlo bien, por ser competitivo y verme bien. Se desconectó, se me lajó el cuerpo y dije, 'hasta aquí hemos llegado', así que es hora de empezar otros proyectos".
¿Tienes la sensación de haber hecho algo diferente, por poner el kárate en valor en España?
"Creo que sí, pero sobre todo lo siento porque me he dedicado profesionalmente durante 10 años al karate. Y no siendo entrenador. He podido vivir de un deporte poco practicado y poco profesionalizado. He vivido durante 10 años de esto y creo que eso tiene su mérito. Ahora, los deportistas con los que he compartido el último ciclo olímpico, veo que salen mucho más a competir, con más sponsors... Creo que se ha quedado un rebufo y un resto que espero que dé frutos en el futuro".
El kárate es un deporte muy practicado a nivel infantil, ¿pero qué falta para que más gente llegue a la élite?
"Yo empecé justo así, en frente de mi colegio había una academia de kárate. Yo hacía baloncesto, pero no llegué a nada con esta altura que tengo (risas). En España se practica muchísimo, pero el problema es que no sabemos como hacerlo profesional. Llegan a los 15 o 16 años, que en otros deportes ya son casi profesionales... y ahí se van. Y no sé si es por estudios o porque ven que, por muy bueno que seas, no vas a llegar a vivir de eso. Yo tengo una niña ahora y que me perdone el kárate mundial, pero ojalá salta tenista. Si piensas en vivir de un deporte como el kárate, o te montas un dojo, pero eres otro tipo de trabajador, o es muy complicado".