Leire Martínez, sobre el final en 'La Oreja de Van Gogh': "Todavía hay cosas que me cuesta digerir"
Sobre su nuevo disco, 'Historias de aquella niña', explica que "ha sido un ejercicio de reconexión con la niña que se ponía las gafas de aventurera"

Palma, Mallorca
James Rhodes sale al escenario del Teatre Principal de Palma para charlar y reflexionar sobre las etapas que nos construyen y nos transforman. Frente a él, Leire Martínez (San Sebastián, 1979), dispuesta a hablar de esas curvas vitales que marcan el camino. "He hecho muchas cosas y las he vivido intensamente", confiesa. Hoy, tras casi dos décadas al frente de La Oreja de Van Gogh y un regreso a la música en solitario, la artista reivindica el valor de estar presente: "Me empeño en vivir conectada con el aquí y el ahora, para que el día que esto se acabe, por lo menos tener la sensación de haber sacado chispas".
Su primera gran exposición llegó en 2007 con Factor X: "Fue la primera vez que tomé la iniciativa a nivel individual. Aprendí mucho, sobre todo de televisión, de lo que importan las audiencias". Agradece que fuera antes de la era de las redes sociales: "Doy gracias por no haber estado sometida a ese juicio brutal".
Adiós a 'La Oreja'
Poco después llegó la llamada que cambiaría su vida: La Oreja de Van Gogh. "Pasé de ser alguien totalmente anónima a escenarios terriblemente grandes. Tuve mucho vértigo". Y las comparaciones con Amaia Montero no ayudaron: "Vivimos en una sociedad que tiende a dividir, a posicionarse en todo. Me protegí mucho: no leía nada, no me interesaba". Afortunadamente, llegó con 27 años y con un trabajo personal previo: "Hace mucho que aprendí a quererme con todo, con mis luces y mis sombras".
Sobre el final de esa etapa, Leire lo resume con honestidad: "Fue doloroso, ya lo he dicho. Y a nivel emocional todavía hay cosas que me cuesta digerir". Pero también explica cómo lo afrontó: "Si algo tenía muy claro es que yo quería seguir trabajando". Para ella, la clave está en no dejarse arrastrar por lo que no se puede controlar: "Hay cosas que ocurren que no podemos controlar y que pasan factura. Pero sufrir de más por algo que no puedes controlar no me merece la pena".
Hoy, Leire vive una nueva etapa creativa con su próximo disco, Historias de aquella niña: "Ha sido un ejercicio de reconexión con aquella niña que se ponía las gafas de aventurera. Volver a jugar". Un trabajo que nace de la necesidad de reconectar con la música: "Este último año ha sido un ejercicio de reconexión".
En lo personal, también ha atravesado fases decisivas: la maternidad, que llegó con 36 años, le enfrentó a su mayor miedo: "Conecté con la idea de la muerte, no solo la mía, también la de mi hijo. Fue terrible". Hoy lo afronta con honestidad y con herramientas: "Voy a terapia desde los 20 años. Para mí es fundamental".




